Lic. Severo GOMEZ BELTRAN
Existen contrastes sociales entre los sectores que tienen condiciones económicas estables y aquellos grandes grupos poblacionales, considerados de bajos ingresos salariales, los que se reflejan con mayor realismo en esta temporada de festejos navideños, porque mientras unos pueden realizarlos con dispendios de recursos financieros, para otros se convierte en días se tristeza ya que deben continuar luchando para satisfacer sus necesidades cotidianas como es la subsistencia familiar.
Porque la pobreza en nuestra entidad, como en el resto del país, se encuentran dentro de la marginación social y en esta época de las celebraciones de navidad, quienes más resienten sus efectos desfavorables, son las familias que por sus escasos condiciones económicas no tienen capacidad para llevar los tradicionales regalos de la Noche Buena a sus hijos menores, lo que les ocasiona un sentimiento de frustración, en que se convierte su incapacidad de proporcionar la alegría de los regalarle juguetes en esta navidad.
Así es como las festividades navideñas, resaltan profundamente estos contrastes sociales en los llamados “Cinturones de Pobreza”, donde la marginación social se mantiene y para las familias generalmente establecidos en la periferia de las zonas urbanas, es como puede apreciarse la triste realidad lacerante para los padres que luchan por ofrecer a sus humildes hogares los satisfactores indispensable para la subsistencia.
Y que no pueden pensar en las celebraciones navideñas fastuosas como las de los grupos sociales de altos ingresos económicos y es cuando entonces sufren la tristeza que les ocasiona su imposibilidad de llevar esta alegría a sus hijos
Estos son los contrastes sociales por lo que la Navidad para quienes se encuentran en condiciones de vulnerabilidad social por su extrema pobreza, lejos de constituir una temporada de alegría y festividades, sirve para para hacer renacer las frustraciones de los que por su pobreza enfrentan la decepción de no poder festejar a sus hijos quienes no comprenden, porque se quedan marginados de la alegría de recibir los juguetes que tradicionalmente esperan durante la Noche Buena.