Este lunes 16 de octubre saludé a mi amigo MICHEL, quien desempeña el noble oficio de llantero, a mucha honra. Apenas alcancé a llegar a su llantera ubicada atrás de las instalaciones de la Delegación de la Secretaría del Bienestar, con una de las llantas traseras de mi camioneta que en alguna parte había atrapado un clavo y se desinflaba rápidamente.
Abordo el tema porque habrá a quienes les parezca que ese de los llanteros no es un trabajo muy honorable y lo es tanto como muchos otros oficios, pero también es peligroso, aunque ya no tanto como en otras épocas.
Recuerdo un accidente en el que perdió la vida un ayudante de llantero en la colonia Ignacio Zaragoza allá en el Valle de Santo Domingo. Fue al estar colocando un rin de llanta de aquellos de doble pieza, que todavía algunos rancheros por allí lo siguen usando, pero ya como ¡Para Ripley!
Uno de esos rines estuvo a punto de matar a mi amigo MARCIAL GERALDO cuando ayudaba a su padre GENOVEBO allá en Ciudad Constitución, en la llantera de su propiedad.
Cuando se safó la parte superior del rin y salió disparada a varios kilómetros por hora hacia arriba, instintivamente MARCIAL movió la cabeza y apenas le alcanzó a quebrar un diente y un raspón en la barbilla.
Vivió para contarla. Pero uno de esos rines a un empleado de una llantera de Ignacio Zaragoza, casi le arranca la cabeza, no tuvo tanta suerte como MARCIAL.
En esa llantera de los GERALDO el TITO ARCE JR., alias el Titán, un día aprendiendo el oficio se dio un tremendo golpe con uno de los implementos que entonces se utilizaban para meter la llanta en los rines.
Lo hizo con tanta fuerza que este se safó y lo golpeó en plena nariz y boca provocándole un intenso sangrado. El Titán, quien ahora es trailero, corrió entonces hacia la que había sido su casa que estaba a unos cuantos pasos, pero a medio camino recordó que ya no vivían allí y se regresó para que lo auxiliáramos. ¿Cuántas historias no habrá relacionadas con la actividad que desempeñan cotidianamente los llanteros? Muchas, sin duda alguna.
Un día, a propósito de llantas fuimos a una gira de trabajo a San Miguel y San José de Comondú. En este último pueblo cuando la comitiva que encabezaba el entonces alcalde, GABRIEL RENERO LARA caminaban por la calle principal del poblado rumbo a una huerta donde se ofrecería una comida a base de birria, vi una llanta de regular tamaño tirada y la lancé cuesta abajo.
¡Aguas con la llanta! gritó una voz despavorida y el alcalde y su comitiva salieron disparados hacia los lados para no ser atropellados por la llanta que, como era de bajada, tomó una velocidad endemoniada.
Otra ocasión, en un viaje a Los Ángeles, compré tres minicompresores de aire portátiles que estaban de moda y con los que se podrían inflar las llantas de los vehículos automotores en una situación de emergencia.
Cuando vieron los compresores, nuevecitos de paquete, mis amigos, LEONCIO AGUILAR y HERIBERTO CHÁVEZ se interesaron por ellos y me los compraron de cash.
LEONCIO a quien le gustaba salir de pesca al mar con frecuencia, fue a un campo pesquero por el lado de El Quemado, allá por la zona de Santa Rita hacia el Pacífico y le dijo a uno de los pescadores amigos suyos que andaba buceando con un esnorquel en la boca, que mejor se apoyara en el minicompresor, pero como estaba tan pequeño por poco y el buzo se ahoga, pues no producía tanto aire, que digamos.
HERIBERTO un día, fue a la sierra a visitar a sus suegros y sucedió que a un cuñado se le ponchó una de esas llantas lisas que traen los rancheros en sus trocas y ni tardo ni perezoso mi bien recordado amigo, quiso presumir el minicompresor y le dijo que con el solucionaría su problema.
Todo el día estuvo el ranchero esperando que la llanta se inflara, pero no lo logró.
Sumamente enojado, por poco y le pega con el minicompresor a su cuñado HERIBERTO en los costillales.
HERIBERTO anda ahora por los dominios de San Pedro (en el cielo) y LEONCIO ya lo alcanzó.
A MICHEL, quien ha sido un fiel lector de esta columna le agradezco que desperdicie su tiempo en la lectura, aprovechando que su hijo IRVING es el que ahora quita y pone llantas y le mando un fuerte abrazo pidiéndole como dice LEONARDO CURZIO que sea rabiosamente, feliz…
COLLAGE: El gobernador VÍCTOR MANUEL CASTRO COSÍO se reunió en su despacho de Palacio de Gobierno con el presidente del Tribunal Superior de Justicia, RAÚL JUAN MENDOZA UNZÓN y la recientemente nombrada Magistrada, YÉSICA PATRICIA SEPÚLVEDA HIRALES.