Con la restricción del ingreso de visitantes al área natural protegida de Playa Balandra, aumenta la afluencia hacia otros tradicionales lugares, encontrándose cerrados los accesos por particulares a muchos de ellos ocasionando la inconformidad de las personas que acuden a disfrutar paseos en la orilla del mar.
Una de ellas es la llamada “El Tesorito”, a donde por muchos acudían las familias, lo que ahora les impide el cercado perimetral aledaño, porque sus propietarios dejaron un estrecho acceso peatonal y cerraron totalmente el camino que durante varias décadas fue utilizado para llegar a esa playa junto a la cual se afirma se tiene proyectada la construcción de hotel.
Situación similar se presenta en la antigua brecha hacia la playa del paraje pesquero El Coyote, que fue modificada con la construcción de un complejo residencial turístico y ahora resulta muy difícil para acceder por las malas condiciones del terreno y los cercos con lo que fue obstruida la ruta inicial.
En esta misma zona cercana a Balandra, se tienen otras playas como El Saladito, El Rosario y la del Puente, que igualmente tienen muchos obstáculos para llegar a ellas en vehículos, lo que se convierte en un problema para los paseos ocasionando una saturación en los balnearios cercanos de El Tecolote y Pichilingue, que provocan aglomeración de paseantes a lo largo de sus arenas.
Como no se tiene definido el plazo para la reapertura de área natural protegida Balandra, afectada por la contaminación que ocasionara una embarcación, los paseantes incluidos prestadores de servicios turísticos transportadores de turistas, consideran necesaria la intervención de las autoridades competentes para restablecer los accesos cerrados por particulares hacia donde puede desviarse el flujo de paseantes que por ahora se quedan sin lugares para las convivencias familiares.