Después de la resaca provocada por las elecciones en Coahuila y el Estado de México, nos encontramos oficialmente frente al proceso electoral presidencial, a menos de 365 días. Y seamos honestos, aunque hoy se vislumbran tres frentes: el de Morena y sus aliados (PT y Partido Verde), la alianza Va por México (conformada por el PRI, el PAN y el PRD) y Movimiento Ciudadano, la realidad es que la única competencia, a menos de un año de ir a las urna, se encuentra dentro de Morena.
Sheimbaun Pardo, Adán Augusto, Ebrard y Monreal tienen la verdadera contienda, a pesar de que en el bloque morenista se hayan colado un par de nombres como Noroña y Manuel Velasco, abanderando al PT y al Partido Verde, respectivamente.
Dentro del círculo de Ebrard, el anuncio de su renuncia “anticipada” a la Secretaría de Relaciones Exteriores parece ser un movimiento astuto, pero en realidad revela su deseo constante de protagonismo y de querer “madrugar” a los demás. Sin embargo, esa desesperación y falta de respeto por los tiempos demuestran su necesidad de querer ser EL candidato.
El gran problema para Marcelo es que va a volver a tropezar con la misma piedra. Va a quedarse en el “ya merito”, porque las encuestas, los analistas y la propia percepción popular no lo favorecen. Hoy Andrés Manuel López Obrador,es claro con las reglas establecidas para la contienda interna: los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena deben renunciar de manera definitiva a sus cargos públicos antes del 15 de junio, sin posibilidad de licencias temporales.
Además, se ha establecido un periodo específico para hacer proselitismo, que va desde el 15 de junio hasta la tercera semana de agosto. Durante este tiempo, se espera que los candidatos promuevan sus propuestas y busquen el respaldo de los ciudadanos, pero sin confrontaciones directas ni debates entre ellos. Esta medida busca evitar divisiones internas y centrar el enfoque en la consolidación del partido.
La realización de una sola encuesta nacional a finales de agosto es otro aspecto relevante. Los resultados de esta encuesta se darán a conocer antes del 15 de septiembre, y será determinante para elegir al candidato oficial de Morena. Esta medida garantiza transparencia y equidad en el proceso de selección.
Asimismo, se establecerá una mesa de diálogo y negociación con representantes de los aspirantes y los líderes del partido, con el fin de acordar las empresas encuestadoras responsables del sondeo. Esto asegura que el proceso sea imparcial y objetivo.
Se espera que todos los contendientes cierren filas con el ganador de la encuesta, mostrando así un compromiso de unidad y fortaleza dentro de Morena.
Las reglas establecidas por el presidente López Obrador para el proceso electoral interno de Morena son claras, contundentes y buscan garantizar un proceso transparente, equitativo y centrado en la unidad del partido. Sin embargo, Ebrard ha estado buscando desesperadamente el respaldo y reconocimiento de López Obrador durante años, pero sigue sin recibir el apoyo que anhela. A pesar de sus intentos de destacar y de su constante presencia en los medios de comunicación, la realidad es que su popularidad y credibilidad no son lo que presume.
Las encuestas muestran claramente que Ebrard no cuenta con el respaldo de la mayoría de los ciudadanos. Su imagen se ha desgastado debido a su gestión en la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde no logró resultados a los que él mismo se comprometió y se vio envuelto en varios escándalos.
Es evidente que Ebrard está dispuesto a hacer cualquier cosa para obtener la candidatura presidencial, incluso si eso significa abandonar a su jefe político, como ya lo ha hecho en el pasado.
En contraste, otros contendientes dentro de Morena, como Claudia Sheimbaun o Adán Augusto López,que presentan perfiles más sólidos, con mayor disciplina institucional y, sobre todo, mayor cercanía al presidente de la República, lo cual permea en los círculos morenistas en el país y pareciera hacer que la brújula apunte para la hoy jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheimbaum.
Marcelo, va a volver a pasar, cuando no hubo un “piso parejo” a tu favor, perdiste en el 2011. Esta vez te comprometiste de manera formal, ya no te puedes echar para atrás o pintarte de otro color, es tu última oportunidad y pronto llegará el punto final de esta historia
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