La fábula se presentó en un debate.
En la antigüedad nuestras ancianas para espantar a los gatos que hacían salir para hacer de las suyas con una expresión de “Ush” ¡fuera de aquí, gato lamido!, con ello con el tiempo un gato se enseñoreo con esa parte de la región. Los ratoncitos temblaban de terror. Hasta que uno les dijo: ¿Por qué no le ponemos un cascabel al gato y así estamos atentos al peligro? La pregunta era: ¿Quién le va a poner el cascabel al gato?
Pero llego el momento y se reunieron tres verdaderos tigres con determinación le pusieron el cascabel a un gato que pensaba que podía hacer lo que le viniera en gana. Coloquialmente esos tigres fueron el PRD, el PAN y el PRI, y algunos otros que tímidamente no levantaban el dedo ni a medio maxilar. Con esta situación, cayó de luces, con razonamientos, con la sociedad a través de diversos medios una reforma energética que por lo que se ve no iba a favorecer.
Les llamaron traidores porque no se plegaron al tiempo y circunstancia para tomar una determinación que no debía convertirse en ley. Atrás quedaban los misiles electorales que habían hecho su trabajo y culparon a la clase media. Crearon el programa ciudadanos a la alerta para formar una policía burócrata que denunciara por envidia a quienes si son gente capaz y preparada como los del PT. Atrás iban quedando las humillaciones al INE y una serie de componendas que de plano no tienen madre.
¿Quién es más traidor? ¿El que quita o pone artículos en la carta federal que ha costado miles de vidas? ¿Quién es más traidor? ¿Quién deja a la inercia 700 mil vidas por una pandemia que desde luego no fue hecha exprofeso pero que sí, jamás se había escuchado una declaración tan fuera de congruencia como cuando se dijo “qué bueno que llega la pandemia porque esto manifestara de que somos capaces”. Faltan muchas cosas por hacer, pero la más reciente es el fracaso político más grande de quien debiera de respetar su potestad de la república.
Finalmente quiero agregar bajo mi estricta responsabilidad que las declaraciones de Víctor Castro Cosió lo dicen y cada quien puede interpretarlo como quiera que se desea lo mejor para nuestro pueblo, mejores y sanas energías, y que eso no es ninguna falta de respeto para nadie que cada quien tome lo que le corresponda pero se me hace más positivo que no haya guardado silencio.
He venido repitiendo a través del camino todos los gobernantes del estado, ni todos los presidentes municipales, están de acuerdo en quienes se la llevan en las hornillas y hasta un hombre que yo admire hasta que vi la clase de gente que era se la ha llevado en trienios y sexenios brincando de una curul por el solo hecho de haber estado en el 68 y me refiero al señor Pablo Gómez.
Dijo Eduardo Marquina en el título de su libro “En Flandes”: está oscureciendo y ojala hubiese un dejo de dignidad para que le pidiera perdón a ese pueblo de México por todas las tropelías que se han cometido, asesinatos no aclarados, sustracción de presupuestos y ahora van a hacerle los servicios médicos a los humildes nada más por cambiarle al seguro popular por el INSABI donde nos salieron más caras las hojas que los tamales.
Tal parece que no hay quien le indique al presidente que los deje en paz, que hasta podría ser llevado a procesos legales, es lo que se dice. Es lamentable por muchas razones que quieran jugar con el instrumento que garantiza el estado de derecho del pueblo de México.