Lic. Severo GOMEZ BELTRAN.
Cincuenta y dos años se cumplirán el próximo jueves, del incendio del Barco “Don Lorenzo”, que se produjo en las primeras horas de la mañana, en el muelle fiscal de esta ciudad, ahora denominado “Turístico”, con la explosión de cientos de tanques de gas doméstico que transportaba, el cual represento el peligro de una tragedia de grandes consecuencias para la zona comercial y residencial de este puerto.
De acuerdo a los testimonios de los integrantes de varias familias que vivían en este sector centro de nuestra capital, la conflagración provocó una onda explosiva tan fuerte, que rompió los cristales de establecimientos comerciales y de las viviendas, entonces para sofocarlo los elementos de este cuerpo de bomberos, trabajaron varias horas, por la falta de equipo apropiado y la intensidad de llamas como de humos y gases tóxicos que genero este incendio.
Por su gran magnitud colaboraron también en la extinción del incendio, soldados del Ejército Mexicano y se aprovechó el agua de mar para sofocar las llamas, participando además civiles voluntarios para alejar los contenedores de gas de las cercanías de las llamas.
Aunque fue un incendio d grandes proporciones ya que el buque transportaba cuatrocientos veinticinco tanques de gas doméstico, no se registraron perdidas de vida ni personas lesionadas, pero si el peligro de afectar las instalaciones portuarias, en el caso de que explotaran estos contenedores de combustible y otros materiales inflamables que trasladaba.
Después del incendio, las autoridades portuarias restringieron el desembarco de carga peligrosa en este muelle, por encontrarse dentro la ciudad y decidieron entonces que la descarga de los combustibles se realizara en la terminal de transbordadores de Pichilingue, como una medida de protección para la población, ya que durante el incendio se mantuvo el riesgo de que se extendiera hacia los comercios y residencias cercanas.
Y constituyó entonces una fundamentación para que se construyera el actual puerto de altura de Pichilingue, con las modernas instalaciones y medidas de seguridad contra incendios, que ahora dispone y de las que en aquellos años carecía el muelle fiscal donde con la intervención de los bomberos, militares y voluntarios evitó que se extendiera hacia el interior de ciudad.