Alfredo González González
- De las viejas costumbres
- Elementos de seguridad de aquellos tiempos
- El caso cobra importancia por las condiciones de aplicar la ley
- Características personales de gente entregada al servicio
Como todo escenario de una comunidad, la ciudad de La Paz contaba con un cuerpo de seguridad. Era cotidiano que ya cayendo la tarde-noche el clarín comisionado en la Tercera Zona Militar, anunciara con el toque de silencio una melodía, indicativa que la mayor parte de la población tenía que recogerse en sus hogares. El asunto no era punitivo sino más bien una costumbre; en la década del 58´recordamos a integrantes de la guardia paceña a personajes identificados como agentes de seguridad pública. Entre ellos en nuestra época, estas eran las identidades: el cabo “Chávez” un hombre de una estatura poco común y cuyos brazos se asemejaban a poderosos cigüeñales, la invitación a que obedecieran era: “ándale mijito, ya vámonos, es más yo voy abogar a tu favor”.
Quien olvida a un personaje que voy a omitir nombres pero que le decían el “nalgas de oro” por una redondez casi perfecta en sus glúteos o a un personaje que cuyo caminar y sufigura le asemejaban a un personaje que aparecía en un medio informativo llamado “El Policía” y la gente lo había bautizado como “el popochas”.
Personajes como el señor Ángel Castro Carballo y otros que, aunque en otros ramos se distinguían por su forma de aplicar la ley, uno de ellos don Federico Lizardi hacia sus rondas a caballo y cuidaba los litorales cercanos y no en pocas veces se vieron en aprietos quienes deseaban evadir impuestos en bebidas extranjeras y casimires.
La densidad demográfica y las pocas evasiones hacia más allá del bermejo y la verticalidad de los hombres que representaban algunas expresiones de la ley nos hacían vivir en más paz.
Para los años 70´surgueron otras manifestaciones de violencia y se hacen famosos por barrios los autollamados “teresos” y los “amalios”, que obtenían, así lo arrojó la investigación la protección de los familiares y con eso iban generando la complicidad familiar, surgieron poco antes personajes ganados a pulsos en las peleas callejeras: ¿ustedes se acuerdan del “tucatan”? , de ¿Juanito “el machaca”?, de ¿Alfredo Molote Cota? , de ¿los mendez en el manglito?, de ¿los Carballo en el Santuario? , todos ellos e dieron fama a La Paz por la altura que levantaban los pies, pero fundamentalmente por una especia de monomanía de no usar armas de metal, todavía se oye el nombre por ahí en el barrio “Pueblo Nuevo” de Juan Pedro Carballo González, poco más atrás Amado Romero Higuera.
Quizá arreglar asuntos en cambio de golpes no sea lo conveniente, pero al menos una de las partes tenía su derecho a defenderse. Hoy se penetra a las casas a tumbar brazos a machetazos y es entonces cuando las cosas se ponen serias. Reconocimiento a Margarita Chávez viuda de Sanavia en la administración de la comandancia de la policía a un comandante que le levantaban pelo Hexiquio Torres Montiel viejo revolucionario que anduvo en la brigada “Olacheista”.