Por Alfredo González González
La profecía de Anselmo Romero: Agúndez inicio mal y concluyo peor.
El, como coloquialmente se dice: “cochupo” se había hecho. Narciso seria gobernador a chaleco y para ello el célebre corredor de autos deportivos Rodimiro Amaya decidió entrar a la competencia.
Agúndez no era aceptado. Cuando el cierre de campaña de Amaya Téllez en el estadio Arturo C. Nahl, se informaba que el gallo que lo apoyaba con vehículos muchos estaban embotellados en la colonia 8 de octubre.
Pero fue de más la propuesta de 30 ó 40 millones de pesos por vender su triunfo más sus gastos de campaña. Salió más caro que Judas y Caifás resulto más generoso.
No nos podíamos explicar el fenómeno. Rodimiro convoco a una reunión para darles una explicación a los activistas. La habían hecho cardiaca. El material con que iban a impugnar ante la autoridad electoral lo entregaron tres minutos antes de la hora acordada por la autoridad electoral. Adujeron que el personaje que iba a recibir les había dicho que el reloj que marcaba la hora era el que estaba adentro del mostrador y que además se les había descompuesto la maquina copiadora de la documentación.
Algunos no nos pudimos aguantar el infantilismo. ¡Como retiznados no va a valer una elección la compra no de una sino de cinco máquinas para estar tiempo antes y tenía que presentarse ante los medios de comunicación para explicar objetivamente porque de lo contrario el daño colateral seria la desconfianza ciudadana. Muchos abandonamos el lugar.
Narciso entraba por la puerta falsa. Seguidamente un imbécil de la logística de transporte envió por hermanos a los lugares aledaños a Cd. Constitución para venir a echar porras a La Paz y para ello contrato transporte urbanos por lo que es prohibido por transito ya que no es seguro al momento de pasar. De regreso se provocó un accidente donde murieron 45 personas. Anselmo Romero Lucero dijo:” gobierno que empieza con sangre concluye con sangre”.
La vida de estos inocentes les valió una torta y 200 pesos. Fue así en las postrimerías de su mandato asesinan a su director de difusión Antonio Alcantar. Se cumplía la profecía de Anselmo Romero, termina su sexenio entre acusaciones. Otras de sus averías fue la venta de la playa norte el caimancito, zona federal. El alcahuete de la transacción fue un notario y el comprador fue Jeff Curtis. Después vemos al abogado como procurador precisamente en los tiempos que mataron a Jonathan Hernández y que el expediente no se abrió salvo querer encontrar archivos expiatorios que no les funciono.
No tenemos todavía la idea del como personajes tan siniestros pueden llegar a una gubernatura. Por lo que respecta la declaración del gobernante de la que es su amigo no debe espantar a nadie porque añadió: “Quien tenga asuntos que arreglar con Narciso que los arregle con él”. Ahí se las dejo.
Esto certifica que el karma le marco el cronometro, porque la gente sigue preguntando: ¿Quién es el autor de la muerte de Jonathan Hernández?
La frase: “alguien está en el cazo. Habrá chicharrones que nadie los apetezca”.