Por Alfredo González González
¿Qué esperamos? ¡ Mañana será tarde!
La inflación y el camino a una recesión parece ser que adormecen la vocación natural del sudcaliforniano para promover, plantear, dialogar.
Todos los días hay quejas referentes a los servicios del ISSSTE. El miércoles anterior una Doctora o Doctor dejo plantado a un paciente que espero por espacio de una hora y al preguntar dónde se encontraba para decirle que se retiraba la respuesta fue: “por ahí debe andar”.
Como diantres situaciones tan elementales que se pueden resolver por buena voluntad deben presentarse todos los días. Un paciente me dijo indignado: mire, profesor, fui por esta medicina enseñándome la caja y me dijeron que volviera otro día, me costó 680 pesos la gracia administrativa de los de allá arriba. En realidad la culpa la tiene la premisa que concursan mucha política y poca administración con el sello porfirista.
Pero se ha caído en la inercia de hacer o deshacer sin que nada ni nadie pueda corregir todos los problemas a la que hemos aportado cuotas durante treinta, cuarenta o más años. Que hubo ayuntamientos que no entregaron esas cuotas, ese no es asunto nuestro. El pastor mayor de la república debe subsanar los problemas inmediatos y después poner en su lugar a quienes fallaron a sus responsabilidades.
Gran parte de culpa de estos vacíos de servicios institucionales se debe a que existiendo una federación de sindicatos al servicio de los trabajadores del estado (F.S.S.E.), tanto los dirigentes locales como nacionales que están incorporados a una federación donde se involucran telegrafistas, empleados postales, magisterio, y todas aquellas que mantienen delegaciones en las entidades guardan el silencio de los cobardes.
Hace tiempo que el Secretario General de la F.S.S.E. de la entidad debió haber convocado a una reunión estatal porque ahí va a escuchar los problemas que en el ramo de seguridad social del ISSSTE, somos el traspatio o el basurero de la federación.
Y esto no es una convocatoria para crearle problemas al gobernante aunque de hecho le rebotan porque está en el territorio que comanda y en tales circunstancias ya debieron haber presentado un pliego petitorio tanto al gobernante como al presidente y eso ratificara lo que todos los ISSSTES de la nación han estado demandando.
No se puede permanecer de brazos cruzados, no se pueden sentar a ver los acontecimientos que dañan a sus afiliados y es aquí donde los movimientos sindicales o luchas sociales que no son motines ni de criarle problemas a una administración local, es cuando se dignifica ante sus afiliados, pero todo parece indicar que preferimos la comodidad del silencio que el grito del justo de lo que nos pertenece por ley.
Por eso la pregunta: ¿Se nos acabó la cuerda? No podemos tener los tamaños suficientes y decirle a la sociedad local y nacional dentro del cauce de la ley que no estamos dispuestos a que se prolongue una enfermedad o una persona muera cuando hay tratamientos continuados y no todo se arregla con paracetamol o fluoxetina, sino con medicamentos que puedan aplicar los profesionales de la medicina.
La frase de este viernes: hace más de dos mil años un justo dijo: no mataras.