¡Qué tiempos aquellos!
* ¡Denle suero a Manuel!
Por razones absolutamente comprensibles omito el nombre real de los protagonistas de esta entretenida anécdota publicada en este mismo espacio hace seis años, (Agosto 20, de 2017) y que hoy a petición de amigos interesados en el tema (suero de queso de chiva) reproduzco con mucho gusto. Muchas gracias
En agosto del año pasado, jugando malilla y “botaneando” cuajadas de chiva recién “apiada” del zarzo y aceitunas curtidas en casa, le jugamos una broma cruel a Manuel (de quien me reservo sus apellidos) que al final prendió; Manuel, jubilado, de unos 70 o 72 años de edad, originario de la zona de los Comondús, seguido preguntaba que sí que era bueno para levantar el “fierro”, él no era del agrado de tomar viagra sino remedios caseros y hierbajes; casado con Lupita, de unos 60 años de edad, con rasgos muy delicados y femeninos que delatan que en sus tiempos fue una mujer muy guapa; en la jugada no faltó un cabrón que sacara a la plática que el suero de queso de chiva es muy bueno, mejor que la viagra, de suerte que en plena jugada le descubrieron colgándole “bondades” al suero que a nosotros también nos convenció su supuesta efectividad.
José, el dueño del rancho tiene varias chivas y hace queso para comer y para vender, un queso muy sabroso, en lo personal confieso que es de los quesos de chiva que más me han gustado; antes de sentarnos a jugar nos comentó que estaba por llegar Manuel y Lupita, que llevarían “cochitos” y “chopas” para asar, para esto, Rosario, mi señora, se puso amasar harina para destender sobre el comal tortillas de harina, nos pusimos de acuerdo lo que le diríamos sobre las “bondades” recién descubiertas del suero de queso de chiva, y esperar a que llegarán.
A la hora de estar jugando hicieron su aparición y de inmediato lo invitamos a jugar porque sabemos que le encanta la malilla, no se hizo mucho del rogar y entró de relevo en lugar del “Traspaleado” que nos tenía encabronados porque a cada rato renunciaba; en el primer “chico”, uno de los jugadores comenzó a “fanfarronear” que había echado “dos sin sacar”, que se le ponía rígido como “brazo de muerto”, que él tomaba puro suero de queso de chiva y que le daba mucha potencia, Manuel sorprendido por la revelación le preguntó; ¿cómo te lo tomas?, lo tomó como agua de uso, le contestó, seguimos jugando mientras preparaban las “chopas” y los “cochitos” para dejarlos “cai” sobre la parrilla; jugamos hasta cerca de las cinco de la tarde, hora en que paramos para echar un taco.
Después de comer seguimos platicando sobre las grandes “bondades” del suero de queso de chiva, no faltó quién dijera que es muy bueno para el cáncer; horas más tarde, Manuel y Lupita se despidieron no sin antes llevarse un galón con suero de queso de chiva advirtiéndole a José que regresaría por más suero en cuanto se le terminará, no nos habíamos dado cuenta que a escondidas se había empinado dos suculentos vasos de suero.
Pasaron varias semanas sin volver pal rancho hasta que un día convide a Rosario, mi señora; llevaré costillas para asar le dije, dile a los chamacos a ver si quieren ir; hicimos la salida sin saber que coincidiríamos con Manuel y Lupita, esa vez no jugamos porque no se completaron los jugadores, eso si hablamos de la gente jajajaja; recuerdo que Manuel llevaba expresamente una hielera con hielo para traerse el suero, iba cada tercer día por suero y lo usaba como agua de uso, desconozco si le dio resultados pero él le agarró mucha fe, se veía más “chapeado”, girito, con más ánimo, en otras palabras mucho más repuesto, porque antes de que comenzara a tomar suero parecía que traía “gurupos”.
Ese día, en cuanto llegó se prendió desesperadamente de un galón de suero que le tenían y casi se tomó la mitad de un “chingazo”, ¡aaaaaahh! exhaló como cuando te empinas una ballena bien fría, y se sobó la panza en señal de que había quedado satisfecho, le pregunte como el Dr. Simi, cómo va el paciente y me contestó, ¡al chingazo!, como un “veintidocito” bien apuntado, me contesto, y por lo que se ve es cierto, su semblante es otro; después de comer costillas asadas, con salsa de molcajete y fríjoles charros degustamos un rico dulce de toronja hecho en la zona de los Comondús, no me atreví a preguntarle sobre los “resultados” que le estaba dando el suero porque es una persona seria, no es afecto a las bromas ni a las vaciladas, así que me abstuve, ya que se fue le pregunte a José y su respuesta confirmó mis presunciones; “mira Víctor, yo directamente no le he preguntado porque tú sabes cómo es pero creo que le ha dado resultados; ahora vienen cada semana porque se cargaron las chivas y apenas completó una o dos cuajadas al día y queda poco suero, y el que me queda se lo guardo, pero te voy a decir que en veces Lupita llega cantando, muy hacendosa, se pone a lavar los trastes, los trapos del queso, barre y le da comida a las gallinas y él se ve bien, lo único es que casi no come, toma puro suero”.
Después de la malillada de hace un año no hemos vuelto a coincidir para hablar más sobre las grandes “bondades” del suero de queso de chiva, tiempo en el que Manuel religiosamente sigue yendo al rancho por uno o dos galones de suero; hoy a la vuelta de un año tengo la firma creencia de que le ha dado resultados, tal vez no para echar “dos sin sacar” pero sí para mantener la alegría en casa, confirmándose una vez más el viejo dicho que reza; “veneno que no mata engorda”. ¡Qué tal!.
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