Mis tiempos
* “Lion” al acecho
A todas y todos aquellos que ejercen la noble profesión de la abogacía, en especial a mis cachorros Christian, Carlos, Luis y Francisco. ¡Muchas felicidades!.
En 2007-2009, seguido visitaba al “Prieto” Sosa en su rancho de El “Aguajito de Moreno”, casi todos los fines de semana y entre semana ¡Fierros! pal “Aguajito”, pasaba dos o tres días allá comiendo y durmiendo, con eventuales salidas al monte en busca de algún venado o a juntar leña, más de las veces iba solo porque no me gusta que me anden apurando, en ocasiones invitaba al Ángel Gajón, al “Vidorria” o al Isidro Ruiz, en esa ocasión invité al célebre “Vidorria” para que me acompañara, compré una bolsa de cacahuates pa’ que se entretuviera en la brecha, mi salud sin ser excelente era buena, aún no usaba aparatos auditivos y medio escuchaba con una “oreja”, al menos lo que me convenía, me gustaba mucho como preparaba el “Prieto” el bistec ranchero, se reía mucho cuando veía que lo iba preparar le gritaba desde el corredor, “Prieto”, si vas hacer bistec no te laves las manos, eso es lo que le da el sabor”.
Salimos un viernes en la tarde para dormir allá y otro día pegar una “caminadita”, llegamos “pardeando” al “Aguajito”; el “Prieto” estaba sacando de las esteras unos corazoncitos (queso) pa’ ponerlos a orear en el zarzo, allí mismo aparté uno para la cena de esa noche, y armar el plan del día siguiente, el plan era caminar sobre la brecha que va a la “antena”, según el “Prieto”, en una cañada andaba un “hijuelachingada” (venado) grande, con suerte podíamos agarrarlo, así que después de tomar café y “testerear” una tortilla de harina dura en las hornillas ¡Fierros! pa’ la “antena”, la brecha estaba muy enmontada, le pedí al “Prieto” que se llevará un machete, mientras él y el “Vidorria” iban a buscar el “Hijuelachingada”, yo me dedicaría de desvarar la brecha, acababa de darle una “manita de gato” al “andariego” y no quería que se rayara, hecho y dicho, el “Prieto” y el “Vidorria”, con una carabina 30/30 de grano libre se internaron en la cañada, yo me regrese el camino andado desvarando, habría caminado kilómetro o kilómetro y medio desvarando cuando caí en un parte arenosa, se veía fresca la rodada del carro por donde habíamos pasado minutos antes, de pronto vi huellas como de perro o coyote más grandes y extendidas sobre la arena y me entró miedo, procuré buscar una sombra para agarrar “aigre” y regresarme al lugar donde había dejado el “andariego”, vi una “uña de gato” a orilla de la vereda, la única sombra en varios metros a la redonda y decidí descansar un rato para luego regresarme, en cuanto me recosté en el tronco de la “uña de gato” escuche un par de “bufidos”, comencé a voltear pa’ todos lados a ver si veía algo, y nada, era en tiempos de secas, no obstante que a través del monte se podía ver como una radiografía por lo seco que estaba no vi nada, así que decidí regresarme pal carro ya sin desvarar, alerta ante cualquier ruido o movimiento extraño, llegue donde estaba el pick up, me serví café caliente de un termo que llevábamos y sentado en el asiento del carro espere un rato para tomar agua, llevaba mucha sed, y esperar allí al “Prieto” y al “Vidorria”.
Al mucho rato llegaron el “Vidorria” y el “Prieto” en medio de una “buruca” que casi no se les entendía, “que le habían soltado tres “pajuelazos” al “hijuelachingada”, que le “habían pegado en las arpillas”, que era un “venado muy matrero” etc., etc., sin ponerse de acuerdo ninguno de los dos en dar una sola versión, conociendo como se las gastan dije en mis adentros, “esto en mentira”. Ya que tomaron café y agua ¡fierros! pal rancho, en el camino les platique lo que me había pasado, el “Prieto” hizo una mueca y me contesto, “es el perro de la casa” , no le respondí, la “juella” no es de perro, cuando llegamos a la parte arenosa donde vi las “juellas” le pedí que se “apiara” del carro para que las viera, cuando las vio pegó un “pujido” y dijo, es un “lioncillo”, ya no quise debatir con él y allí la dejé, metros más delante perdimos las “juellas” en una vereda de ganado que va a la mesa del “valiente” y a la tinaja de la “vieja”, llegamos al rancho que ese día comimos bistec ranchero jugoso con tortillas de harina, frijoles refritos y queso, esa tarde no salimos decidimos quedarnos en el rancho escuchando el “chillido” de las chicharras. En la noche nos acostamos temprano para que no había “sayo” pa jugar malilla, la malilla se juega con cuatro y éramos solo tres, así que temprano nos acostamos, yo dormía “ajuera” en el corredor en una cama de “lías”, el “Prieto” en un cuarto con doña “Cuca” y el “Vidorria” en otro cuarto adentro de la casa donde había dos camas King size ¡Quihúbole!, esa noche, en la madrugada me despertó el “Prieto” pidiéndome que me “metiera pa’ dentro, que estaba gritando un animal”, yo nunca escuchaba nada salvo que un par de caballos que tenía en corral se veían muy nerviosos y los perros no dejaban de ladrar.
El “Prieto” tiene la costumbre de tirar o fondear las cenizas de las hornillas fuera del cerco de la casa, cerco de alambre de púas reforzado con tablas de cardón y pitahayas secas, otro día cuando fue a tirar las cenizas vio sobre las cenizas tamañas “juellas”, en la madrugada había estado un lion al acecho, no nos “cayó” por los perros, seguramente era el mismo animal que me bufó en la brecha de la “antena” en la mañana que el “Prieto” dijo que era un “lioncillo”, la cama donde dormí adentro de la tiene enfrente una enorme ventana casi a ras del suelo que no tiene más protección que un marco de madera con alambre borreguero empotrado, de cualquier manera protegido, consciente claro está, de que los “liones” no comen mierda. ¡Qué tal!.
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctavioBCS@hotmail.com