“Polecías”
* El Vidorria y el Chapo
Con afecto a uno de mis mejores y estimados amigos; Víctor Manuel Manríquez Riecke
Corría 1978, Eligio Soto López había asumido la Presidencia Municipal de Comondú –tercer Presidente Municipal después de la reinstauración de los Ayuntamientos en BCS– y Víctor Manuel Manríquez Riecke –conocido como el Vidorria, mote impuesto por el Teté Hirales–, había sido designado Director de la Policía Municipal en Comondú: Los primeros “partes informativos” que llegaron a manos del nuevo “Jefe de las fuerzas del orden” en Comondú, eran referentes a las tropelías cometidas por el “Chapo” Savin; un célebre transgresor de la ley que tenía asediada a la “Polecía” y que se había convertido en un fuerte dolor de cabeza de los últimos Jefes de la “Policía”: Cuando el Vidorria tuvo en sus manos los “partes informativos” sobre el “Chapo” Savin, el nuevo Jefe de la Policía soltó una lapidaria advertencia; “Con Manríquez, pobre de aquél que se quiera pasar de listo”.
La lapidaria advertencia marcarían el destino del “Chapo” Savin a lo largo de la gestión del Vidorria al frente de la “Polecía”; había que agarrar al “Chapo” Savin, costará lo que costará; hasta ese día nadie lo había podido aprehender; peor aún, el famoso transgresor de la ley se había convertido en una “leyenda viviente” en la zona serrana de Comondú, lo que más le pegaba en el orgullo al nuevo “Jefe de las fuerzas del orden” en ese municipio; la suerte del “Chapo” Savin estaba echada.
Y como todas las historias que tienen un comienzo fechado y un fin impredecible, un día llegó a manos del Jefe de la “Polecía” un reporte de “ultima hora”; habían visto al “Chapo” en la zona del “Guatamote” haciendo de las suyas. De inmediato “el Jefe de la “Polecía” giró instrucciones para que se preparara una partida con seis elementos bien armados, de los más aptos y capaces, saldrían de inmediato en pos del célebre transgresor de la ley; rápido se armó la partida y salieron con rumbo al “Guatamote”; el Vidorria a la cabeza del operativo en dos vehículos; una Willy donde iban cinco agentes, un Jeep con el Jefe de la “Polecía” y un Comandante.
No tardaron en llegar al “Guatamote” y de inmediato se apersonaron en el primer rancho a pedir informes sobre el “Chapo” Savin. Ni bien habían llegado al rancho cuando uno de los “Polecías” divisó al “Chapo” encumbrando uno de los cerros que bordean la entrada a Agua Verde, “allá va” gritó el “Polecía”; de inmediato se formó la alineación y comenzaron a soltarle “pajuelazos” al escurridizo transgresor que hábilmente evadía los disparos entre las piedras. El “Chapo” corría fama de ser muy buenos para los “chingazos” y para disparar; mataba las “auras” volando pegándoles en la cabeza.
El “Chapo” siempre andaba prevenido y en esa ocasión no fue la excepción; iba armado con una carabina 30/30, dos cajas de tiros y una cantimplora de agua; preparado para cualquier contingencia, sabía que la ley le andaban “pisando los talones”, así que en cuanto alcanzó la cima del cerro comenzó a responder los disparos con tal precisión que los primeros “pajuelazos” les zumbaron en las orejas a los “Polecías”, pronto dio muestras de que no tenía muy “engarrotado” los dedos.
Ese día, los “Polecías” junto con el Vidorria se “guarecieron” en una cañada esquivando los certeros disparos del “Chapo”, que desde lo alto del cerro se divertía volándole los “kepis” a los “Polecías”; había que resistir la ofensiva; los “Polecías” pronto se dieron cuenta que no iba a ser fácil capturarlo, así que dispusieron formar barricadas al pie del cerro para contener los certeros disparos que les mandaba el “Chapo” desde lo alto del cerro; tres días y dos noches duró el “sitio” hasta que el Vidorria y los seis “Polecías” fuertemente armados comprendieron que era más que imposible aprehender a tan hábil y escurridizo malechor, a que éste se rindiera y entregara el arma o rompiera el cerco que le habían tendido al pie del cerro; al tercer día decidieron levantar el “sitio” entregándole la plaza al “Chapo” Savin.
Tengo entendido que el “Chapo” murió hace un par de años sin que la “Polecía” lograra ponerle los guantes; murió honrando su bien ganada fama de bueno para los “chingazos” y para disparar, y en tanto el no menos célebre Vidorria, recién jubilado, acumulando anécdotas que seguiremos compartiendo con el debido permiso de mi buen amigo, Víctor Manuel Manríquez Riecke. ¡Qué tal!.
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