Defendamos a BCS queriéndola un poquito más
* Identidad y pertenencia
No es la primera ni será la única vez que los sudcalifornianos estamos bajo las sedicentes amenazas de los de “afuera”, la historia, yo diría que la historia no contada de BCS, se mece entre el avasallamiento sin tregua de los de “afuera” aliados con los de “adentro” en medio de simulaciones y grandes traiciones protagonizadas por los de “adentro” (nativos), tema que por cierto hasta la fecha no ha sido del todo decantado.
Cíclicamente los hechos siempre suceden trágicamente en medio de escenarios de abulia, desinterés, rispidez y polarización como los que hoy vivimos, periodos que hemos perdido más de lo que estricto rigor registran los controles de daños que levantan los historiadores e intelectuales orgánicos, y no es que estemos en contra de los migrantes que llegan de otros estados, todos son bienvenidos, estamos en contra que desde el poder se dicten privilegios, derechos y prioridades por encima de los que en estricta justicia nos pertenecen; estamos en contra de quienes sin el menor pudor nos pisotean, se mofan y burlan reclamando derechos y oportunidades que no les pertenecen, esto guste o no es avasallamiento.
Cierto, en el municipio de Los Cabos como producto del “boom” turístico y el crecimiento exponencial de la industria de la construcción, los números entre la población nativa y la de “afuera” presentan una diferencia brutal en las que hoy se basa el oficialismo (léase gobierno) para querer imponernos otras culturas, otras idiosincrasias y otras costumbres en abierto detrimento de nuestra identidad y pertenencia frente a los imperdonables vacíos que nos deja el no haber construido con tiempo y sapiencia proyectos de desarrollo cultural propio con excepción de los primeros gobiernos sexenales una vez que nos constituimos en estado.
El simple hecho de airear la necesidad de construir un proyecto de desarrollo cultural que de viabilidad, fortalezca y salvaguarde nuestra identidad y pertenencia resulta un despropósito mayor en estos tiempos, la polarización y el odio no ayuda a discernir ni a construir absolutamente nada, por eso no les gusta a los intelectuales orgánicos, entendiéndolos como veletas que se hacen pa’ donde el sopla el viento que no solo se acomodan en su interpretación de la realidad y de nuestro pasado para congraciarse con los que gobiernan, trabajar proyectos de desarrollo cultural que refuercen nuestra identidad y pertenencia, a los pseudos historiadores e intelectuales de la vieja escuela de “copia y pega” no les interesa generarlos ni trabajarlos, sino el de nadar de muertito entre lo que debiera ser y quedar bien con el poder en turno.
Y a lo sumo, se sienten realizados cobijado con la sabana de nuestro origen histórico, cuando el gobernante o la autoridad se dejan soplar al oído la historia, la verdadera historia la escribiremos nosotros, todo porque casi nunca llega gente al poder político local con una visión clara y con un proyecto cultural definido y comprometido con los sudcalifornianos, en ese sentido podemos salvar a los primeros gobiernos sexenales de Baja California Sur y si le escarbamos un poco más en la historia, a un personaje que se ocupó aún sin tener los medios y sin identidad plena, pero teniendo un proyecto ideológico que pudiera no gustar a todos, fue el general Francisco J. Múgica, quien de 1941 a 1946 gobernó el entonces territorio de Baja California Sur. Sin embargo, por falta de valoración más permanente, su valor se va desdibujando con el paso del tiempo; con la llegada de Mújica, un izquierdista de avanzada, del ala progresista que tuvo una destacada participación en la redacción de la constitución política de 1917, viendo el escaso desarrollo político y cultural del entonces territorio, auspicio un movimiento de masas que propugnó por una agenda política que nos llevó, años más tarde, a la participación ciudadana hasta convertirnos en estado libre y soberano, al menos en el texto constitucional y en algunas prácticas republicanas.
Luego entonces retomando el primer párrafo de este escrito, el esplendor y apogeo de esta lucha por el desarrollo de sudcalifornia se ha venido diluyendo y sepultando cuando se han impuesto los intereses externos con la complicidad de ciertos grupos políticos de nativos y arraigados que solo quieren mantener sus privilegios abusando del desconocimiento, el desinterés y el oportunismo o la necesidad de miles que han llegado a vivir aquí y que obviamente lo único que traen es su fuerza de trabajo lo cual los convierte en carne de cañón de apetitos grupales que en franco contubernio entre unos y otros han entregado buena parte del patrimonio de Baja California Sur, de ahí que el incumplido deseo de quienes aún pensamos nostálgicamente que nuestra tierra pueda encontrar el hilo conductor y las conciencias puestas para retomar el rumbo que hemos perdido que dio lustre a la época dorada de la sudcalifornidad. ¡Viva BCS! ¡Viva BCS! ¡Viva BCS!.
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctavioBCS@hotmail.com