Por Víctor Octavio García
Mis tiempos
* La cueva
Por la salud de mi amigo, Profesor Marco Antonio Núñez Rosas, deseándole un pronto restablecimiento
Por la vereda de ganado que descuelga de la mesa de “El Valiente” en dirección a la “Tinaja de la vieja” y a la “Cueva de la vieja”, en territorio del “Prieto” Sosa QEPD, a lo sumo dos kilómetros de intrincado camino, esta una cueva a ras de suelo sobre el arroyo, siempre que paso me gustaría quedarme a dormir una noche sin luna y de intenso frío prendiendo una lumbrada (fogata) a la entrada a la cueva, la cueva no es grande, apenas te mueves mover encuclillas a diferencia de la “Cueva de la vieja” que es más grande y espaciosa donde existen abundantes vestigios que fue habitada por guaycuras, la cueva ala que me refiero de hecho es muy pequeña, me gusta porque el suelo es de arena blanca, varias veces en tiempo de calor he “sesteado” allí, cerca de la cueva esta la “La tinaja de la vieja” que siempre queda agua en una poza de tepetate al pie de un frondoso higo silvestre (zalate) y de la famosa “Cueva de la vieja”, quinientos metros antes al bajar de la “mesa del valiente” se forman varias cañadas de las escurrimientos de las lluvias provenientes en la propia mesa “del valiente” y de los cerros aledaños que al final forman las avenidas de agua de la “Tinaja de la vieja”, cerca de la “Cueva de la vieja”, donde dura el agua durante varios meses, ahí beben agua animales salvajes, burros, caballos, palomas, auras, pájaros y ganado, no hay camino sino veredas muy enmontadas, pese a que se encuentra relativamente cerca del “mesa del valiente” no es fácil llegar, solo conociendo la zona.
Como es una zona donde hay agua que queda retenida de las lluvias durante varios meses del año se ve ganado, bestias mesteñas y animales silvestres, en lo personal me ha tocado ver manada de burros mesteños, ganado, babisuris, liebres, tejones, coyotes, gatos monteses y zorras, “liones” (pumas) no he visto pero si “Juellas”, sobre las orillas del pequeño arroyo, en los bolsones, nace mucha verdolaga y enredaderas de talayotes, es una zona cinegética donde se reproduce el venado rodeada de inmensos pitahayales dulces, en lo personal me gusta visitarla, si tuviese 20 años menos me hubiese dado el gusto de cumplir mi sueño; dormir en la cueva una noche de frío y sin luna. Hoy ya no estoy para esos “trotes” aunque tenga buen ánimo, buena disposición y deseos de hacerlo, mis males me han vuelto más inútil de lo que soy, mi estado de salud es muy endeble, de eso estoy plenamente consciente, en mis tiempos corrí muchas aventuras, fui intrépido, aventado, hoy ya no, tengo que pensar dos veces lo que voy hacer.
Gracias a mi forma de ser varias veces crucé el río Rubicón, merced a esos intrépidos lances la vida me ha enseñado lo que no he aprendido en la universidad, y algo importante para mí; salir del montón, hoy el tiempo que es inexorable, que no perdona, está cobrando facturas, merecidas o no, pero al fin facturas que hay que pagarlas como Dios manda. Con este breve relato cierro mis publicaciones de anécdotas y relatos por este año, deseándoles que pasen una bonita navidad y un venturoso año nuevo con salud y prosperidad, hasta pronto, que Dios los siga bendiciendo.
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