Por Víctor Octavio García
Mis tiempos
* Mi primer carro
A Mayra Alejandra García Martínez, mis ojos, en víspera de su cumpleaños. Que la pases bonito hija.
En 1974 al entrar a la prepa (Preparatoria Morelos), mi papá me regaló mi primer carro; un Ford Custom 1962, de dos puertas, motor 289 estándar, trasmisión chica, los cambios los traía en la caña del volante, recuerdo que el guardafango delantero del lado de chofer estaba praymado, blanco con el guardafango café, no servía el radiador, se calentaba, la segunda se entrampaba seguido y tenía que destrabar las varillas con las manos, las llantas parecían cueros de víbora, lisas y algunas boludas, eso sí era muy económico, trabajaba en el Agua Potable abriendo zanjas para introducir agua potable y drenaje, compensado con un sueldo de 935 pesos quincenales, Agua Potable en ese entonces dependía del gobierno del estado cuyo director o gerente era René Pozo Cota.
Cada quince días iba para Caduaño donde aún vivía mi familia, hacer el viaje por carretera 157 kms. en el Ford Custom era toda una aventura, en ocasiones me ponchaba hasta cuatro veces en un viaje, orillaba el carro a un lado de la carretera y con la llanta ponchada pedía rayte para llevarla a desponchar al punto que me quedara más cerca, de regreso igual, en ese tiempo mi sueño era comprar llantas nuevas y un radiador, en las cuestas de El Triunfo y San Antonio apagaba el motor y bajaba con la pura aviada para que se enfriara el motor, ya en La Paz, en casa de mi abuela donde vivía, como si se tratara de una manda, antes de acostarme tenía que ir a la gasolinera de los Estrada a echarle “aigre” a las llantas, en la mañana antes de irme al trabajo otra vez, un ritual de todos los días hasta años después que se cristalizó mi añejo sueño, recuerdo que fue un Ford Brougham LTD, cuatro puertas 1974, el que enllanté, una chulada de automóvil.
Más de las veces viajaba solo, en ocasiones me acompañaba Mario Lucero o Miguel Rubio que me eran de mucha utilidad, eso sí, un viaje que normalmente se hacen dos horas por carretera me aventaba hasta nueve horas por las ponchadas, todo dependía de las ponchadas, durante el tiempo que lo tuve, dos años, únicamente le compraba “gallitos”, llantas usadas que en aquel tiempo costaban 150 pesos, compraba una cada quincena, tenía que guardar para la gasolina y los cigarros, en ese tiempo comenzaba a fumar, Raleigh que eran de caché, la cajetilla costaba 3.55 pesos. Yo no sé cómo le hacía para que me alcanzaran 935 pesos toda la quincena, los fines de semana que no iba para Caduaño le lavaba el motor, engrasaba, limpiaba las bujías y el carburador y calibraba los puntos, la misma necesidad me convirtió en mecánico, el Ford Custom siempre lo traía al llavazo mecánicamente.
Años después, en 1975, entré a trabajar al Ayuntamiento de La Paz en la administración de Jorge Santa Anna como inspector de parquímetros ganando el salario mínimo, fue en el Ayuntamiento de La Paz donde comencé a mejorar personalmente, de 1975 a 1990 desempeñe varios oficios de los que aprendí más que en una universidad, en 1978 entre a la universidad, me fui a la ciudad de México donde me di de alta un tres meses en la Facultad de Economía de la UNAM, solo fueron tres meses porque la prepa Morelos no estaba incorporada a las CCH y varios egresados tuvimos problemas para que nos entregaran el certificado, estuve de “gaviota” en la casa del estudiante en México (así nos decían a los arrimados que no teníamos beca), lideraba la casa del estudiante Leonel Cota Montaño, eso me facilito estar tres meses hasta que regrese a La Paz por falta de documentos de la prepa, en 1979 ingrese a la UABCS cuando aún estaba en la “18 de marzo” casado, con dos hijos ya nacidos.
Nada me ha sido fácil, gracias a la vida y a las oportunidades que se me han presentado salí adelante, solo, sin más apoyo que la voluntad y mi decisión, hoy que voy en franja retirada recordando tiempos pasados que no volverán, el tiempo pasa inexorablemente sin que uno se de cuentas hasta que agarras el colgado, no estoy arrepentido con nadie, lo que logre hacer lo hice y lo que no hice ya vendrán quiénes lo hagan. Que Dios los Bendiga. Salud
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