Por Víctor Octavio García
Mis tiempos
* Caldo de pollo
En la temporada de caza de 2011 planeamos con mucho tiempo de anticipación “acampar” tres días y tres noches al arroyo del “Condeno”; Lisandro Rodríguez y su hijo, el Neto, hermano de Lisandro, Jorge Ochoa, el “Vidorria” y un servidor. El plan era caminar los tres días, llevábamos suficiente comida; carne, costillas, riñones, hígado, pescado, pollos, verdura, agua, hielo, cerveza, tres pomos de tequila cazadores, frijol, arroz, café, azúcar, huevos, jamón, tocino, salchichas, papas, leche, tortillas de maíz y de harina, sartenes y cazuelas para cocinar, Jorge Ochoa es muy bueno para cocinar. Teníamos una olla de barro exclusivamente para poner frijol y una disca para preparar los bistecs rancheros. “Acampar” en el arroyo del “Condeno” nos permitiría recorrer varias zonas “venaderas”, tal como ocurrió.
La primera noche hizo mucho frío, juntamos leña para hacer una “lumbrada” con troncos gruesos de uña de gato, mezquites y palo colorado, noche que nos dormimos tarde por la gritería de los coyotes y el frio, al día siguiente, en cuanto tomaron café algunos salieron a caminar mientras los que nos quedamos en el “paraje” desayunábamos, al mediodía Jorge Ochoa prepararía de caldo de pollo con papas, elotes, calabaza de casco duro, repollo, y ejotes, cuando Ochoa sacó los pollos de las hieleras resultaron ser cinco y sin consultarnos los hizo caldo, era mucho caldo, una olla tamalera llenada de pollos y verdura. Ese día comimos caldo de pollo, todos cominos y quedo mucho caldo y pollo en la olla, en la noche nadie quiso comer caldo, prefirieron comer burritos de frijol con queso y salsa hecha en el molcajete, esa noche propuse aprovechar el caldo y el pollo que quedaron para echárselo a los coyotes, buscamos embaces de refrescos, los partimos en dos y se los pusimos a los coyotes retirado de donde estábamos “acampados”, esa noche ni las siguientes dos noches no gritaron los coyotes, al principio escuchamos donde se andaban peleando por el caldo que les habíamos dejado, otro días que revisamos vimos que se lo comieron, algunos se llevaron hasta los botes.
El ultimo día Lisandro tumbó un animalito de seis puntas, ese día que fue el último día que estuvimos “acampados” comimos vendo en diferentes guisos y asado, siempre nos alcanzó un pedacito en la repartición, pasamos tres días y tres noches muy a gusto compartiendo entre amigos y jugando malilla, vimos varios venados pero no le tiramos, eran venados de un año y venadas y a las “doñas” siempre se le otorga el indulto, nos quedó mucha comida, recuerdo que en Tierra Santa asamos unos bacocos y riñones de refilón.
Con esta entrega trato de normalizar mis actividades después de varios meses inactivo o semi activo, aún no me siento bien, voy mejorando lentamente consciente que tardare en estabilizarme y nada sería igual que antes, una dieta rigurosa de por vida sin poder comer carnes, mariscos frescos, harinas, azúcares, sal, queso, leche, chorizo, lácteos de ningún tipo, embutidos, jamones, tocinos ni salchichas solo pollo, pescado y verduras si en verdad quiero frenar los daños al riñón que están muy trabajados, el siguiente paso sería la diálisis y esperar el final y yo no quiero, mi problema de salud son los riñones que no responden, un problema de salud crónico e irreversible. Muchas gracias.
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