Mis tiempos
* Borregos cimarrones
Un día me invitaron a comer lisas asadas en San Juan de la Costa, era a finales de verano o principios de invierno, les pedí que sí tenían almejas me guardaran; junas noches antes había visto en un programa gourmet de televisión como se preparan con vino blanco, y quería hacer tal cual, me fui un día antes en la tarde para dormir allá, a sabiendas que no había jejenes para tender un catre y dormir en el corredor, noche tranquila disfrutando el romper de las olas, el rico olor de mar y el resplandor de la luz de La Paz; a las seis de la mañana va pa’ arriba, había que ir a la leña para asar las lisas, después de tomar café ¡Fierros! pal arroyo de Las Tarabillas, en ese entonces todavía no ponían “plumas” en la brecha ni entraban los enormes dompes que acarrean la fosforita de Rofomex, eso sí muy mala brecha, me acompañaban dos leñadores que no recuerdo sus nombres excepto el de uno de ellos que le dicen el “Traspaleado”, agarramos el arroyo rumbo al cañón pa’ arriba avistando de vez en cuando una que otra liebre, el monte aún estaba verde, en el primer brazo del arroyo haríamos la leña en los rebalses de palo blanco, uña de gato y palo colorado que quedan después de las corridas del arroyo, nos quedaba poco para llegar al primer brazo del arroyo cuando de pronto gritó el “Traspaleado” desde la caja del pick up, ¡un borregos cimarrones en el cantil!, detuve la marcha del carro para apreciar un par de cimarrones viendo hacia el arroyo, un par de segundos, tiempo suficientes para disfrutarlos en su hábitat natural, no llevamos armas salvo un par de hachas y un machete.
Fue el primer avistamiento de borregos cimarrones de dos que he tenido la fortuna de ver, para mí fue un momento estelar, inolvidable, irrepetible, gracias a ese inesperado avistamiento tiro por viaje me internaba en el cañón de “Las Tarabaillas” a ver si veía más borregos, pero no, después de varias salidas y recorridos por el arroyo, e incluso “acampadas”, nada de nada; el avistamiento fue único, inesperado como ocurren los hechos fortuitos; después de completar la carga de leña regresamos a San Juan de la Costa a asar las lisas y preparar las almejas, después de ver en un programa gourmet unas noches antes me lleve una botella de vino blanco, ajos, cebollitas cambray y perejil para preparar las almejas; lave bien las almejas, pique las cebollitas cambray, el ajo y el perejil lo más finito que pude, eche en una olla tamalera aceite de cocinar para sofreír la cebolla y el ajo, después las almejas, ya que comenzaron a soltar vapor le vacié la botella de vino blanco y al final en el último hervor el perejil, quedaron para chuparse los dedos. Las lisas asadas también quedaron fenomenales con verdura picada, salsa hecha en el molcajete, sal marina y limón, salvo las lisas asadas que seguido disfruto, las almejas con vino blanco fue como el avistamiento de los borregos cimarrones, por única vez.
El segundo y último avistamiento de borregos cimarrones fue en la zona de la “Antena”, cerca del “Aguajito de Moreno”, en el rancho del “Prieto” Sosa, en esa ocasión íbamos Isidro Ruiz y el “Prieto” Sosa a buscar un caballo que lo traía con “manellas” y se le había soltado, íbamos llegando a la “Antena” bordeando unos cañones que quedan enfrente del “Sauzoso” cuando de pronto, sobre la brecha cruzó un borrego cimarrón, un precioso ejemplar, en lo que tardamos en “apiarnos” del “andariego” el borrego ya había descolgado el accidentado cañón, lo alcanzamos a ver dónde iba corriendo en el fondo del cañón como un pequeño punto que se movía en dirección a los cañones del “Sauzoso”. ¡Qué tal!
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctavioBCS@hotmail.com