A mis amigos, mis buenos amigos Pilarillo Almaraz, Vidorria Manríquez y Kiky Beltrán
Mentalmente ayer me di a la tarea de levantar un riguroso recuento de daños sobre lo que ha pasado entre nosotros y con nosotros de aquel ¡Equipazo! que armamos hace 25 o 30 años Pilar “Pilarillo” Almaraz, Víctor “Vidorria” Manríquez, Enrique “Kiky” Beltrán y un servidor, ora sí que como dice el clásico de Miguel Aceves Mejía, “de aquel chorro de voz solo nos queda un chisguete”; de salir a las “acampadas” y “parajeadas” quedan en el mudo recuerdo de aquellos días de intrépidas hazañas y anécdotas sin par; las “tardeadas” en el Triple, “acampadas” en la brecha del 61 y el 68, “lampareadas” en los cerros del Condeno, cortando “juellas” sobre los lomeríos de Flor de Malva, siguiendo un “hijuelachindada” sobre las cuchillas de las testeras del chivato, armando plan de caza en los Mezquititos, amanecer tomando café en el arroyo de la Aguja, destazando un animalito de buena alzada en San Isidro, recorriendo las brechas de Guadalupe, los Troncones y el Conejo, “sesteando” sobre las faldas del cerro del Macheteado, comiendo costillas asadas en el “paraje” del “Balta” o en la “Difuntita”, “botaneando” burritos de mantarraya seca en la mesa de la Ballena y numerosas “parajeadas” y “acampadas” de las cuales solo quedan imborrables y estoicos recuerdos de un pasado que no volverá.
Pilar “Pilarillo” Almaraz, a quien tuteó como “mi comandante en jefe”, carga a cuestas 80 años bien vividos y muy trabajados, le tocó la suerte explotar esa rica parte de la costa del pacifico en improvisados “parajes pesqueros” en Los Inocentes, el Progreso, la Bentonita, la Aguja, la Ballena, el Conejo viejo o Condeno, flor de Malva, Guadalupe, los Troncones etc., pescando garropas, meros, pargos, bacocos, jureles, huahoos, huachinangos, caguamas, tiburones, cochitos, tripas cuando estaba virgen, solo y sin caminos, pescador y buzo reconocido, hoy “mi comandante en jefe” tiene años que no pesca, sin embargo no para en su casa, hace leña, limpia, tira basura, poda palmas, limpia un par de terrenos que tiene, hace poco sembraba cebolla para consumo de la casa, merced a que no para en todo el día, hace poco se cayó de una palma que andaba podando y se lastimó la cadera, de golpe se le vinieron los años encima, habla poco, esta sordo, se queja de las rodillas y sin humor, ya no es como era antes hace apenas un par de años cuando le valía madre agarrar el .7 mm para ir a buscar un “hijuelachingada”, destazarlo y paletearlo; durante tantos años de tratarlo, convivir y escribir historias comunes aprendí a estimarlo, quererlo, respetarlo y admirarlo como a su familia, llego a su casa como a mí casa, sus tres hijos y su esposa Doña “Cloti” los quiero mucho, como si fueran de mí familia, doña “Cloti” después de tantos años de tratarme conoce mis gustos, el café no cargado y sin leche -ellos lo toman como tinta- y la comida con poca cebolla o sin cebolla, y qué decir de los postres como le gustan al “señor” de guayaba, mango, zorrillo, papaya, guamúchiles, toronja, me “chiquean más que en mi casa”, preciosa familia, buenos amigos y excelentes anfitriones.
Víctor “Vidorria” Manríquez, mi tocayo, por problemas en la columna mal atendidos se vino abajo, no camina y si camina lo hace con mucha dificultad, lleva dos operaciones en la columna de las que no ha quedado bien, la última le afecto las clavículas provocándole constantes problemas de vértigos, un buen tirador, donde ponía el ojo ponía la bala, me tocó verlo hacer disparos a más de trescientos metros con la precisión y puntería de un francotirador, buen pulso, paciente para jalarle al gatillo como los policías chinos, no fallaba como “tiro loco”, buen amigo a quien le profeso una gran estimación, respeto y afecto, lo veo y trato como mi hermano.
Enrique “Kiky” Beltrán, es el más completo y sano del aquel ¡Equipazo!, un año menor que yo, deportista nato, con afición de pescador, bien comido y poco trabajado, goza de excelente y cabal salud, es el que está en mejores condiciones de salud, física y económicamente de los cuatro mosqueteros, le tengo y profeso una gran estimación y afecto al igual que a su familia a quienes he tratado desde hace muchos años con respeto y admiración, en los últimos meses he sentido al “Kiky” Beltrán muy solidario conmigo, demasiado condescendiente como si se apiadara de mí, en lo personal lo trato, lo veo y lo siento como un auténtico y verdadero amigo, un amigo sin dobleces ni falsas posturas, y un servidor con serios problemas de osteoporosis y firme candidato a diálisis, con más de veinticinco años con diabetes y fumando como loco auguran un mañana incierto, de zozobra e incertidumbre, en ocasiones me pegan fuerte en la autoestima pero no me doblo ni me quiebro, siento que estoy en mi mejor momento de lucidez y creatividad, ojala siga así, como muchas ganas de echar chingazos.
Infinidad de experiencias y anécdotas vividas y compartidas juntos, desde explorar zonas donde “solo las águilas se atreven”, quedar sin gasolina, romperse las líneas de los frenos, el radiador, quedar ponchados en medio de la nada donde cada 500 años pasa un carro, pasar fríos, calores, hambres y sed en el monte, enfrentar la embestida de reses mesteñas, quebraduras de diferenciales y flechas, esquivar animales rabiosos, sortear mordeduras de víboras y animales ponzoñosos, en fin experiencias que nos han dado temple y catadura, calidad de arrojados e intrépidos que nos brinda la suficiente autoridad para decir “la vida va”; hago está ajustada remembranza como un reconocimiento personal a la amistad, a la solidaridad, a la camadería y empatías con Pilar “Pilarillo Almaraz, Enrique “Kiky” Beltrán y Víctor “Vidorria” Manríquez, mis buenos, entrañables y queridos amigos, mi amigos de una y no dos veces. Que Dios los bendiga.
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