¡Aquellos días!
*Paulino Molina y la “oposición”
En memoria de mi amigo Paulino Molina. Descanse en Paz
En 1998, año de mucha efervescencia política en vísperas de la sucesión gubernamental de 1999, el gobernador Guillermo Mercado envió al congreso del estado una iniciativa de reforma a la ley estatal del transporte, la iniciativa en si no tenía nada de malo, lo malo eran los desaseos políticos que se tejieron en su alrededor; consensuada con las elites pero no con el sector del transporte, Pedro Enrique López era el dirigente de los transportistas (taxistas) y obviamente se opuso a la reforma, pasaron los días y la inconformidad creció sin que se vieran resultados de un consenso más amplio y sólido; Paulino Molina presidía la comisión permanente de transporte y a él le correspondía dictaminar, existía mucha presión por parte del gobierno para que se dictaminara y aprobara la ley y también existían muchas resistencias por parte de los transportistas a lo que se le sumaba los tufos de la sucesión gubernamental, el enfrentamiento entre el alcalde de La Paz Leonel Cota Montaño y el gobernador del estado Guillermo Mercado Romero era por demás evidente, enfrentamiento que trascendía hasta el Congreso del Estado; Paulino Molina y Manuel Salgado que llegaron a la diputación local bajo las siglas del PRI se declararon independientes sumándose a los simpatizantes de Leonel Cota Montaño, quien operaba libremente desde la 16 de septiembre y Belisario Domínguez.
Por otro lado, los simpatizantes del Gral. José Antonio Valdivia, lastimados por la decisión de 1993 que llevo a Mercado Romero a la gubernatura también abonaban en el enrarecido ambiente que reinaba, en ese tiempo el líder de control político en el Congreso era Valentín Castro Burgoin, que también traía ruidos con algunos colaboradores del gabinete lo que convertía el momento político en una espesa mezcla de intereses encontrados que no dejaban avanzar ningún acuerdo, todo era puro pa´, puro pa’ tras., Valentín Castro, al fin animal político como lo define Sócrates en el Zoon Politikon, aspiraba a la candidatura a la alcaldía de La Paz, lo bloquearon desde el inicio de palacio, se vio obligó a volantear y perifonear durante varios días sus propuestas en las calles y en reuniones vecinales, el horno no estaba para bollos.
Pasaron varios días después que Paulino Molina y Manuel Salgado se declararan independientes y en apariencia no pasaba nada, la presión desde el gobierno para dictaminar y aprobar la ley era incesante y constante, sin pedir cuartel, Paulino ya no era priísta pero honraba la última palabra de su ex partido; dictaminar y aprobar la ley de transporte, Francisco Portela y Cesáreo Sánchez, del PAN, en cada sesión ejercían presión para que la iniciativa pasara a la congeladora y no fuese dictaminada ni aprobada, no había condiciones decían, ambos panistas traían “socado” a Paulino y Paulino oponía resistencias, en sus adentros decía “chingue a su madre, pase lo que pase, la ley va a ser aprobada”, tal como ocurrió.
Horas antes de pasar la iniciativa al pleno me hablan por la línea directa del congreso (interfón), era Paulino Molina, “hermanito necesito platicar contigo, puedes venir a mi cubículo”, voy le conteste, estaba cerca el cubículo de Paulino de mi oficina como vocero de la VIII Legislatura, cuando llegue ya me estaba esperando, me recibió en la puerta de su oficina, volteó para todos lados y cerró la puerta con llave; “hermanito te quiero confiar que ando muy presionado, el gobernador quiere que dictamine y se apruebe la ley de transporte y la “oposición” me trae “juido”, no aguantó a Portela ni a Cesáreo, quieren que la mande a la congeladora, como la vez, yo no me quiero reunir ni hacerle el caldo gordo a la “oposición”, voy a pasar el dictamen al pleno para que lo aprueben, chingue a su madre”, me quedé callado, no dije ni una palabra solo articuló a decirle; “Paulino, haz lo que te dicte tu conciencia”, hecho y dicho, pasó la iniciativa al pleno y es aprobada en segunda lectura, lo bronca fue después, Pedro Enrique López encadenó los accesos a la sala de sesiones donde se estaba sesionando durante 36 horas, tiempo en que fuimos retenidos (secuestrados) todos los que teníamos que ver con las sesiones del congreso donde dormíamos y comíamos gracias a que Pedro Enrique López, al único que dejaba salir y entrar a la sala de sesiones era el Maruco, quien nos abastecía de comida, agua y demás. Vayan estas líneas como un humilde reconocimiento a Paulino Molina, excelente persona, sudcaliforniano a carta cabal, que honró su ex militancia priísta hasta en la oposición. Descanse en Paz. ¡Qué tal!.
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