Por Víctor Octavio García
La potranca y el “lión”
Tenía tres días que no bajaba la vaca que estaba a punto de parir, le dio mala espina, ya que se acostó decidió salir a buscarla al día siguiente, en la noche mentalmente repasó todos los “sestiaderos” donde podría encontrarla encomendándose al Señor que la cría no se la hubiesen comido los coyotes, otro día después de colar y tomar café se “lío” en los hombros un mecate y se fajó un cuchillo en el cinto después de esperar que se escondiera el “lucero” y comenzara a “clarear”, creía que la encontraría parida cerca del rancho. ¡Fierros! a buscar la vaca.
En cada “sestiadorero” pelaba bien los ojos a ver si la veía, desde que comenzó a caminar se le hizo extraño que “botaran” liebres sobre la vereda del ganado por donde iba caminando, varias liebres, algunas hasta lo seguían, no llevaba armas ni perros, pensaba que pronto encontraría la vaca y se confío, de regreso prepararía algo que comer, así que agarró monte con el puro café de en la mañana, luego de ver tantas liebres se arrepintió de no haber llevado el viejo “saloncito” .22 para “tumbar” una para la machaca, caminó y caminó y nada de la vaca, comenzaba a calentar el sol cuando de pronto, ora sí que por instinto “volteo” como presintiendo algo, detuvo su caminada para ver con más calma sobre la sombra de un “palo San Juan” donde presintió ligeramente un extraño movimiento sobre un “algodoncillo”, permaneció un par de segundo observando detenidamente, pensaba que eran efectos del viento siendo que ese día estaba calmo, luego de mantenerse parado sin hacer ningún movimiento por un buen rato le pareció ver un “bulto” escondido en el algodoncillo que se movía con mucho sigilo, se sentó en “cuclillas” para ver por debajo del algodoncillo cuando se dio cuenta que era un “lión” que estaba comiéndose una “potranca”, el “lión” no lo había sentido ni “olfateado” pese a estar a menos de 10 metros donde estaba muerta la “potranca” tapada con varañas y basura y el “lión” comiéndose los “dentros”, agarró el cuchillo que llevaba fajado en el cinto, dio dos o tres pasos hasta que el “lión” lo sintió, el “lión” gruño, peló los dientes en posición desafiante y sin correr agarró monte, se acercó para ver bien la “potranca” muerta y con la misma agarró camino pal rancho, fue hasta entonces que le dio miedo, se le hizo una eternidad caminar los dos kilómetros distantes del rancho, a cada rato “volteada” para atrás por aquello de que lo fuese siguiendo, ya en el rancho encontró explicaciones del porqué había visto tantas liebres esa mañana, las liebres habían sentido la presencia del “lión” en la zona e instintivamente buscaban protegerse.
Ese mismo día en la tarde bajó la vaca con su cría, la vaca se veía “hostigada” tres días sin comer y sin tomar agua, la cría se veía bien, ya había mamado los calostros, de inmediato le dio comida y agua, desde ese día la vaca baja puntualmente todo los días amamantar a la cría que la tienen encerrada en los corrales, la seca está pesada y hay muchos depredadores en los alrededores, al día siguiente en la tarde bajo un torete “tresañero” aruñado del pescuezo, de seguro le cayó el “lión” pero no lo alcanzo a matar, el torete presentó resistencia y la libró, las heridas tardaron más de una semana en cicatrizar después de curarlo con creolina, sin embargo el torete quedo arisco y nervioso, desde entonces no se va pal monte, se la pasa todo el día alrededor de los corrales. Esto que les comparto es de hace más de tres semanas que visité el rancho, desconozco sí el “lión” o los coyotes hayan hecho más daño, lo que sí sé es que el “lión” sigue al acecho en la zona, se cebó con la potranca o algún becerro más que se haya comido, desde hace varias semanas habían detectado “juella” del animal en los alrededores y cerca del rancho, ojala que no haga más daño, de matarles algún animal ya me hubiese enterado, tengo comunicación seguida pal rancho. ¡Qué tal!.
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