Mis tiempos
* Algún día…….
Si me lo permiten, hoy les compartiré un sueño que ha sido recurrente en los últimos años, ya porque el otoño llego sin avisarme o sencillamente porque experimentó nueva vida en mis añejas nostalgias, de cualquier forma es válido para un servidor; un sueño que tiene mucho que ver con un deseo insatisfecho que quizás experimenté en otra vida; definitivamente a cualquiera lo atraería soñar navegando sobre las riveras húmedas y escarchadas por el invierno en el río Potomac, en Maryland o Virginia, de compras en los campos Elyseos, en Paris o bien disfrutando un capuchino en Central Park y la 5ta. Avenida, en nueva York; mis sueños son menos complicados, menos onerosos y más sencillos, reencontrarme con mis orígenes múdanos de vivir solo, lejos de todo.
Levantarme a las 5 de la mañana con los últimos destellos del “lucero”, atizar las hornillas para poner a hervir los asientos y colar café, mientras hierve el agua ensillar un caballo para montar un par de horas en la mañana antes de preparar el desayuno, recorrer las trilladas veredas del ganado disfrutando el rico olor de las matacoras, tomar fotos de lugares que me parezcan interesantes y sobre todo darle rienda suelta a mi imaginación, a mis pensamientos que recreen el mí una realidad alterna empática con mis sueños, de regreso a mi “juncalito” desensillar el caballo, darle agua y comida a un par de gallinas ponedoras, un par de chivos y borregos y dos o tres vacas paridas para la leche del café y quebrar una cuajadita, y preparar el desayuno; huevos fritos, un atole con leche o bien frijoles con queso y tortillas, la comida de en la tarde es otro cantar.
En ese inter, un par de horas, asearme, revisar los corrales y planear el almuerzo, lo que haya a la mano, un par de palomas pitahayeras fritas con ajo y orégano, una machaca de liebre, pescado o de res o sencillamente el típico almuerzo de rancho; arroz con frijol. En la tarde dedicarme a leer, escribir y esperar la noche para dejarme “caí” sobre los tendidos en una cama de “lías”, contar con lo más indispensable, agua, energía solar que alimente un computadora, un par de focos de la casa, un pequeño refrigerador fotovoltaico, un par de perros para que cuiden el “juncalito”, una buena arma, suficientes cigarros, y es todo.
Ese sería el estado ideal para forjarme mi creatividad y cumplir los pendientes que aún tengo; escribir un libro dedicado a BCS sobre la vida política de la que he sido testigo en los últimos 45 años, de la fratricida y descarnada lucha por el poder, de las “grandes traiciones” y del secular olvido en el que ha caído el estado en aras de mantener, darles poder y riqueza, a una horda de políticos corruptos, gandallas y malagradecidos que se han convertido, por una mala jugada del destino o por las circunstancias imperantes, es dueños absolutos de BCS, esa es y sería mi lucha, desmitificar la vida pública del estado abrevando en un nuevo acuerdo o tratado en un proyecto que nos integre, que de vigencia y vialidad a nuestra identidad y pertenencia.
No menor es el reto de componerle a una canción a BCS que nos dé identidad más allá de las fronteras del mar Bermejo, creo estar en condiciones psíquicas de cristalizar ambos retos pendientes, escribir un libro de la vida política y componerle una canción a mi estado, libre de prejuicios y de preocupaciones de hechos que he sufrido en carne propia de represiones y persecuciones, yo ya no estoy para experimentar emociones fuertes, mis tiempos ya pasaron, y pasaron cumpliéndose ciclos que se tenían que cumplir, ora sí que como dijera José López Portillo, “Soy el responsable del timón, no de la tormenta”. ¡Qué tal!
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