Los Llanos de Kakiwui
Existen dos haciendas en la zona norte de La Paz (La Presa y Los Dolores) ligadas estrechamente una de otra por la tierra de pastoreo y agua y una más en la jurisdicción limítrofe de La Paz y Comondú (San Luis Gonzaga) cuyo responsable era don Benigno de La Toba, primo hermano de don Rodolfo de La Toba, uno de los condueños de la hacienda La Presa; don Rodolfo de La Toba era el abuelo materno de los Gajón de La Toba, de José “Pepe”, Ángel y Carlos, este último ya fallecido.
La Presa y Los Dolores fueron haciendas ganaderas muy prosperas y autosuficientes que producían los granos que consumían, forraje para el ganado, quesos, carnes secas y dulces regionales compartiendo grandes extensiones de tierra de pastoreo y abrevaderos para el ganado, ambas haciendas concentraban su ganado durante varios meses en Los Llanos de Kakiwui hasta agotar el agua que quedaba estancada de las lluvias y los pastizales, en el caso de La Presa arriaban el ganado a lo largo de poco más de 50 kms y de Los Dolores hacían lo mismo hacía Los Llanos donde tenían agua y pasto asegurado durante varios meses del año, en ese tiempo no había pequeños ganaderos como hoy y quienes dominaban eran las tres haciendas ya descritas, San Luis Gonzaga contaba con su propia zona de pastoreo y abastecimiento de agua dulce.
En 1934, gracias a las buenas temporadas de lluvias se registró una fuerte sobrepoblación de ganado caballar, mulas y machos en Los Llanos que competían con el agua y el pasto con el ganado, eran animales mesteños que no conocían de mecates ni de trabajo, por años se habían criado libremente en Los Llanos evadiendo depredadores como el “lión” (puma) y enfermedades estacionales como la rabia, aun así la población de bestias alarmó a don Rodolfo de La Toba, dueño de la hacienda La Presa quien dispuso de una partida de vaqueros que trabajaban con él en la hacienda La Presa para sacar las bestias de Los Llanos y arriarlas hasta “Ojo de Liebre”, en Guerrero Negro, donde en medio de la nada existía un ojo de agua dulce y enormes extensiones de tierra para el pastoreo.
Cientos de caballos, yeguas, potrillos, muletos, mulas e incluso burros harían la larga travesía a lo largo de tres meses hasta “Ojo de Liebre” donde fueron liberados a su suerte, durante el trayecto varias bestias fueron amansadas que después utilizarían los propios vaqueros en sus faenas ya de regreso de Ojo de Liebre, eran buenos vaqueros que conocían como nadie las bestias, su comportamiento y su nobleza.
Tal sobrepoblación se dio de manera natural y en cierta manera deliberada; sobre el cañón de “La Panza Prieta”, poco antes de llegar a Los Llanos de Kakiwui, se forma una especie de embudo que da paso precisamente a Los Llanos, sobre las faltas escarpadas de los cerros aún existe cercos de piedra muerta puestas unas sobre otras que fueron construidas para “encerrar” las bestias y que éstas se mantuvieran aisladas en Los Llanos para que no bajarán hacia las partes bajas (valles) y compitiera con las zonas de pastoreo y abrevaderos de agua para el ganado.
Desde siempre Los Llanos de Kakiwui han cumplido una función de primer orden en la zona serrana del norte de La Paz, ubicado en la sierra de La Giganta, como una reserva o retención de las aguas de lluvias y producción de pastizales, amén de ser una zona todavía virgen donde habitan y se reproducen una serie de especies de animales salvajes incluyendo todo tipo de aves que le imprimen aires de un edén en medio del desierto. Gracias Los Llanos de Kakiwui se alimentan una serie de ojos de agua dulce a lo largo de varios kilómetros dándole vida a ranchos chiveros y ganaderos con Banderitas, El Tunalito, Casas Viejas, Santa Rita, La Angostura, Matancitas, Palo Clavado, Toris, El Muro, Cantarana, La Presa, El Guamúchil, El Ciruelo, La Tinaja de Orantes, Arroyo Hondo, Las Tinajitas, La Fortuna y El Orgullo, por el golfo abastece de agua dulce a varios ranchos ganaderos y chiveros asentados en la mítica mesa de Umi, Los Burros (Ensenada de Cortez) y la hacienda de Los Dolores.
Este año, gracias a las abundantes lluvias del año pasado varios chiveros se han ido “acampar” a Los Llanos procurando agua y pastos para sus chinchorros de chivas, familias que provienen de la parte plana, del valle, donde no llovió el año pasado, y para poder hacer un queso en la temporada tuvieron que mover sus chivas hacia donde hay pasto y agua, y quienes lo han hecho han sido obligados por las circunstancias, en condiciones muy precarias que en lo personal me han conmovido ver cómo familias enteras lo hayan hecho sin más esperanzas que mañana o pasado mañana si Dios les presta vida hacer un queso, es su lucha, de eso viven, hasta hoy para ellos no ha habido manos amigas ni solidaridad de nadie. ¡Qué tristeza!.
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