Pongamos todo en perspectiva // Carlos Villalobos
2023 ha sido testigo de la creciente relevancia que poco a poco tienen nuestros datos personales en línea y su defensa en internet, así como el impacto que tiene nuestra huella digital en nuestra vida real.
Conforme entramos a la arena digital, organizaciones y empresas navegan por el vasto océano digital, extraen valiosa información que, analizada en conjunto, desentraña hábitos y comportamientos de navegación, consumo, estilo de vida e inversiones. Este conocimiento alimenta la innovación y la transformación digital, pero también ha llevado a abusos, dando lugar a la aparición de leyes de protección de datos en todo el mundo.
En este contexto, Kaspersky, conocida marca de antivirus y ciberseguridad, lanzó la campaña “Las Huellas Digitales y su Relación con Personas y Empresas”, una iniciativa que busca concienciar sobre la importancia de la confidencialidad de la información y promover buenos hábitos digitales. La comparación entre datos y huellas dactilares, únicas e irrepetibles, busca resaltar la singularidad de nuestros datos y la necesidad de protegerlos.
Para profundizar en el debate, Kaspersky y CORPA realizaron una encuesta en seis países latinoamericanos(Argentina, Brasil, Chile , Colombia, México y Perú), que develan de forma importante al menos lo que pensamos de este lado del continente
En primer lugar, algo que queda completamente claro, es que la mayoría de latinoamericanos desconocen cómo evitar la recopilación de datos y carece de conocimientos para distinguir entre páginas web reales y falsas. Así como publicar datos de sus hijos en redes sociales y compartir información personal para compras en línea son acciones percibidas como riesgosas, pero que no se evitan y son demasiado comunes.
Asimismo, la gran mayoría de los encuestados reveló su reticencia a compartir información con empresas que hayan experimentado filtraciones de datos. Es destacable que tanto Brasil como Colombia muestran una mayor conciencia acerca de las leyes de protección de datos. Frente a la amenaza de fugas de información, la respuesta generalizada es cambiar contraseñas, aunque es notable que los argentinos dan prioridad a fortalecer las contraseñas vinculadas a servicios bancarios.
Sin embargo, más de un tercio de las ciudadanas y ciudadanos, no sabe si las empresas o sus autoridades han sido hackeadas, como el caso de ministerios hackeados en chile o ecuador, o el tan sonado caso del hackeo a la OTAN. Parte de los empleados instala aplicaciones personales en dispositivos de trabajo. La formación en ciberseguridad es escasa, y la mitad de los encuestados trabaja en empresas sin capacitación en el tema.
Aunque desde diversos espacios, como esta columna, se ha impulsado un creciente interés por la ciberseguridad, muchos usuarios siguen actuando automáticamente con sus datos, exponiéndose a ciberdelincuentes. La falta de conocimiento sobre leyes de protección de datos es evidente, y las medidas básicas, como el manejo de contraseñas, a menudo se descuidan.
En el ámbito corporativo, la educación y la inversión en ciberseguridad son insuficientes, lo que plantea riesgos para la seguridad digital.
En un mundo cada vez más digitalizado, la conciencia sobre la importancia de proteger la información personal es esencial. La vida laboral desde casa ha traído consigo comportamientos digitales que exigen una revisión para garantizar un entorno digital seguro. En la encrucijada de huellas digitales, conocimiento y seguridad, la educación se erige como la herramienta clave para una convivencia segura y productiva en la era digital.
El 2024 se presenta como un año decisivo para la concienciación y la acción en ciberseguridad. ¡Es tiempo de dar un paso por nuestra ciberseguridad! ¿Están listas y listos?
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