Mis andanzas
* La ponchada
Con Cariño a Mayra Alejandra García Martínez “Macu”
Hace dos semanas pase la noche en un atascadero, 13 horas en vela, no es la primera ni será la última vez que me suceda, no en mi caso que tengo espíritu intrépido y aventurero, bien me decía mi abuela que me gustaba la mala vida, y vaya que tenía razón, sin embargo así soy, arriesgado, trochi, imprudente, impredecible, andariego y ocurrente, esa es mi catadura, mi forma de ser; en septiembre de 2001 andaba en la “wuateada” de pescado tras quedar desempleado recorría los campos pesqueros comprando pescado entero o en filete, langosta, ostiones etc., que entregaba en un par de hoteles en Los Cabos, gracias a este meritorio oficio, uno más de los muchos que he ejercido, sobreviví al gobierno de Leonel Cota Montaño con quien me confronté desde el principio.
En aquella ocasión andaba en Loreto cargando pescando con el “Chile Seco” después de recorrer San Nicolacito, Ensenada Blanca y Ligui, en ocasiones me acompañaba Victor “Vidorria” Manríquez a quien le prometía la del “perro” (comida) o llanamente porque es mi amigo, mi casi hermano, más de las veces viajaba solo, cuando estaba enhielando el pescado recibí una llamada de Manuel “Meño” González quien me dijo que estaba acampado en los “mesquititos” (venadeada) que si quería darme una vuelta, estaba con dos trabajadores jubilados de la CFE a quien yo no conocía, le comente a Manuel que andaba en Loreto, que estaba por regresar a La Paz, “vente, acabamos de agarrar un “hijuelachingada” de ocho puntos, está tan gordo que vamos a freír chicharrones con la manteca”, ok le conteste, “déjame hablar para mi casa para avisarles y les “caigo” más tarde, nomás voy a comer y me iré, llevo pescado fresco”, tú vente me insistió; tres horas y media más tarde, ya de noche agarré la brecha del 54 directo a los “mesquititos”, no llevaba ropa salvo foco de mano y un cuchillo, antes de salir de Loreto había almorzado muy bien en el restaurante “México Lindo” que se encontraba o encuentra frente a la catedral; almejas gratinadas, filete de perico (pescado) al mojo de ajo, con una guarnición de arroz y frijoles fritos, tortillas de harina y un tarro de limonada con agua mineral. ¡Quihubóle!.
A eso de las nueve o pasada las nueve de la noche entré a mesa de La Ballena con la brújula fija en los “mesquititos”, un viejo y conocido “paraje” de venaderos, llevaba poco de haberme internado en el accidentado y zigzagueante camino cuando me botó un “hijuelachingada” (venado) de varias puntas, no pude contener la emoción y me orille de la brecha, saqué el foco de mano y corrí hacia unas cañadas a ver si lo veía, obviamente no lo vi, cuando regrese el carro estaba ponchado, con una de las llantas había pisado una “cola de rata” y se ponchó, iba en una blazer Chevrolet 1974, doble tracción, en la caja de la blazer dos hieleras grandes con pescado fresco enhielado, bajé el gato pero nunca encontré la cruceta ni la “L”, no los encontré porque no llevaba, recuerdo que hacía mucho calor aunque la brisa del pacifico lo hacía más llevadero, ya que vi que no iba a desponchar la llanta en una brecha que cada quinientos años pasa un carro, me resigne a pasar la noche allí, los “mesquititos” siempre quedaban retirados, unos 15 kilómetros, así que me senté en el asiento delantero a pegar una “pestañada”, en ese tiempo mi audición era más o menos buena, escuchaba mucho más que ahora, como a la hora u hora y media de estar queriendo pegar las pestaña escuche un relinchido en una cañada y una quebradera de palos, una y otra vez, y cada vez más cerca de donde estaba, no hacía luna y había mucha bruma que llegaba del pacifico, entre bruma y neblina, los relinchidos del caballo y la quebradera de palos pensé que un caballo traía la rabia, así que decidí subirme al capacete de la blazer a dormir, traía un cojín en el asiento, lo agarré y lo puse de almohada, otro día muy temprano caminaría para los “mesquititos” a pedir ayuda, ese era mi plan que finalmente se cumplió; toda la noche estuve escuchando los relinchidos y la quebradera de palos, cosa que me alertaba y no me dejaba dormir, en la mañana en cuanto “aclaró” agarre pa los “mesquititos” donde llegue dos horas después con la lengua de corbata, los “venaderos” no habían salido esa mañana esperándome, Manuel traía un toyotita 1979, doble, muy entero, así en cuanto tomé café y me eché un taco ¡Fierros! a desponchar la blazer, el “operativo” fue rápido, ya que cambiamos la llanta ¡Fierros! pa los “mesquititos” a echar un coyotito (dormir) un rato y a esperar la del “perro” (comida), ya en la tarde me retacharía para La Paz.
Estando en los “mesquititos” me enteré que eran bestias Caballos y yeguas que andaban en brama las que relinchaban y traían la quebradera de palos, Manuel y sus compañeros ya se habían topado con ellas, siempre les sacó un susto el “garallón” cuando se toparon de frente con él, ese día después de comer bistec en medallones de venado preparado con salsa del pato y verdura en una disca, tortillas de harina y frijoles fritos ¡Fierros! para La Paz, me regalaron un lomo y un costillal, les deje unos filetes de pescado porque todavía iban a “parajear” otro día más, querían traerse dos “hijuelachingada” para hacer machaca, tamales y albóndigas. ¡Quihubóle!.
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