Mis andanzas
Toris
Para mis amigos de la zona serrana del norte de La Paz, con mucho afecto
El viernes 13 de octubre decidí perderme tres días en la zona serrana de La Paz, tenía más de cinco meses que no salía para ninguna parte, y esto para un andariego es fatal; había hablado al Muro con Martín “Gallo” para que me diera posada en su rancho donde he “parajeado” varias veces, Carlos Amador hijo, de Matancitas me regaló un castradito y quede de ir a comérmelo allá, llevaría la verdura y los refrescos, “ es para usted para que se lo lleve para su casa” me habría dicho, lo quiero compartir con ustedes y comérmelo en Matancitas le respondí; hecho y dicho, tome brecha el viernes a media mañana, desde que entre a la brecha me dio mucha tristeza ver tan seco, en algunas partes más seco que en otras; pensar que esta gente está esperanzada a la lluvia, su única esperanzada, la mayoría viven de la cría de chivos y del queso, no hay otra lucha, zona muy alejada de todo; tres horas de brecha después de dejar la carretera por camino malo, pésimo que los gobiernos del PRI de vez en cuando le daban una “raspadita”, los del PAN se desatendieron y los de Morena ni sus luces, con decirles que no saben quién es la presidenta municipal de La Paz; cierto recuerdan mucho a Leonel Cota que siempre les tendió la mano, allá Manuelito Cota es ley, en algunas partes hablan bien de Narciso Agúndez.
Recorrí la brecha sin novedad, iba solo como acostumbro, de vez en cuando me “apiaba” del “Prieto Azabache” a orinar, estirar las piernas o tomar fotos, el plan era pasar a Toris por Christian Amador, a quien invite e irme directo a Matancitas, pase por Christian y nos acompañó su mamá, de Toris a Matancitas que son más o menos siete kilómetros donde se cruzan dos arroyos secos y el campo santo de Toris que se encuentra en “Palo Clavado”, llegamos a buena hora a Matancitas, a tiempo para que me pusieron la leña para que “juera” haciendo brasas para asar el castradito, que picaran verdura y prepararan salsa en el molcajete y guacamole; desde que llegue se redobló la actividad en las hornillas, allí estaba Jorge y Juana Amador, de Los Llanos de Kakiwui con sus hijas Fabiola y Julieta. Vi que Carlos Amador papá, dueño del rancho Matancitas pulpeó el castradito para asarlo rociándolo con sal, jugo maggi y salsa inglesa, sobre la mesa donde estaba la verdura picada, el guacamole y la salsa de molcajete, una sartén de frijoles refritos y dos panguinguis de tortillas de maíz y de harina hechas a mano, el cabrito quedo para cucharse los dedos, después de hacerle lo honores al cabrito, sobre la mesa pusieron una jarra de café de grano recién colado, por cierto muy bien. Aprovecho este espacio para darle nuevamente las gracias a Carlos, a su esposa Aracely e hijos, Carlos, Fabián y Juan Carlos y a doña Chepa, por el cabrito y las atenciones que siempre me han dispensado, de ahí que en la noche nos regresamos a Toris para dejar a Christian y a su mamá para seguir de frente pal Muro donde tenía instalado mi campamento.
Otro día, el sábado, a las 4 y media de la mañana desperté con el rico olor que me dio donde Martin “Gallo” estaba colando café, yo no sé por qué se levanta tan temprano si la ordeña es las 8 o 9 de la mañana, es fin, costumbre de ellos, espere que Ulises y Leonela se levantaran a ordeñar para acompañarlos a los corrales para que le echaran leche a mui vaso de café, de la teta de la vaca al vaso de café, repetí la dosis, ese día desayunamos temprano huevos con frijoles, arroz y tortillas de maíz y de harina hechas a mano, en la tarde asarían carne; después de comer en la tarde haríamos viaje para Los Llanos de Kakiwui a saludar a Juana y Jorge Amador, aprovecharíamos para cortar salla o saya en las faldas del cerro de la “borrachera”; Ulises al volante del “Prieto Azabache”, Christian Amador, Carlos y Fabián Amador y un servidor de copiloto, regresamos ya noche a dormir, noche sin viento, nublado, muy sofocado.
El domingo después de desayunar una rica machaca de mantarraya seca armamos salida para San Pedro de la Presa a saludar a mi amigo Poly Romero, me acompañaron Martin “Gallo”, Ulises, Christian y Alexander Amador, allá en San Pedro de la Presa nos agarró la lluvia, lluvia menudita pero muy mojadora, de regreso el “Prieto Azabache” se movía, se movía como la Tongolele en el camino barrioso, lo bueno que la blazer traía mono, sino quién sabe; ese mismo día adelanté mi regreso para La Paz ante la amenaza de que llovería en la noche y los talcales y arroyos no me dejaran pasar, así que hice la salida pasada las cinco de la tarde, mande por cuatro castraditos, tres que le compre a Chrstian Amador y uno que me regalo, una bolsa de limas y una bolsa de limones agrios, los cabritos venían sin hielo pero congelados y tres quesos que me regalaron; uno Carlos Amador, de Matancitas, otro el Kirule y otro Martin “Gallo”, en El Muro, todavía de pilón Ulises me regaló un piernil de borrego, Nancy, la esposa de Israel Amador, me regalo dos bolsas, una con empanadas de frijol y otra con michas, tortillas de harina tipo gorditas amasadas con panocha, me insistieron mucho que me quedará pero al estilo terco y caprichudo decidí agarrar camino, para esto Martin “Gallo” habló al rancho Arroyo Hondo donde tienen parentesco y amistad, para que me acompañaran en moto y llevaran palas hasta la salida a la carretera, distante unos treinta kilómetros, le dije a Martin “Gallo” que en cuanto saliera a la carretera le marcaría, pase las partes más malas, sobre todo cruce la sierra y un par de arroyos sin novedad, pase por Arroyo Hondo sin darme cuenta, hasta ese momento desconocía que la “juerzuda” (doble) no entraba, todavía en las huertas de temporal que hay pasando el rancho El Orgullo le preste ayuda a un amigo que estaba atascado, no logramos sacar su carro del atascadero así que tuve que darle raite hasta El Orgullo para que lo auxiliaran con un tractor, diez minutos después, poco antes de llegar al guardaganado de Arroyo Seco ¡Palos! me atasco, era el segundo carro que pasada, confiado que servía el doble, como es tierra muy barrioso, vil lodo con agua encharcada, el “Prieto Azabache” se salió de la rodada y comenzó a derrapar hasta que el carro no dio ni pa’ ni pa´ delante, eran las siete y media de la tarde, muy sofocado, mucho calor, temprano relampagueó mucho, se nublaba y se quitaba, ahí pase toda la noche, dormitando en veces, con la vista clavada en el horizonte a ver sui veía alguna luz de carro, y nada, marqué infinidad de veces y mande wattsapp y nada, no agarraba señal, toda la zona serrana no hay señal excepto donde tienen internet de paga, le prometieron internet gratis pero al estilo de la 4T y ni el camino les raspan.
Otro día de chingadera le marque a mi señora y ¡Eureka! entra la llamada, me contesta y le digo que había quedado atascado toda la noche, me dice que Francisco, “mi pequeño demonio” y Mayra habían salido a las tres y media de la mañana en mi auxilio, venían en el carro de Rosario y al entrar a la brecha en el 128 se dieron cuenta que era imposible caminar entre el lodo en un carro compacto (automóvil), le hablaron el Luis para que se llevará el “Andariego” (´pick up) y pala, en la madrugada Ulises Amador, de El Muro, hizo contacto con Francisco a través del “feis” (mensaje) porque no tienen sus teléfonos y fue así, por deducción o sentido común que pensaron que había quedado tirado en la brecha, tal como había ocurrido, justo cuando estaba hablando con mi señora divise a o lo lejos que se acercaba un carro y eran ellos, no batallaron en desatascarlo, agarró la rodada la blazer y va pa fuera, llegamos a Las Pocitas para ponerle hielo a los cabritos y al queso para luego desayunar en un restaurante en el km 98 unos sabrosísimos burritos de machaca, frijol con queso y tomar café de grano, de allí pal real el terreno resulto ser plano. ¡Listo pa’ la otra!
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