San Bernardo
Desde que comencé a oír y tener referencias de San Bernardo despertó mi curiosidad, no por un imaginario pasado místico sino por las historias de vida que guarda ligadas estrechamente a familiares míos que temporal o eventualmente vivieron o “parajearon” allí; se trata de un “paraje” o “cambiadero” ubicado en lo profundo de la sierra con acceso solo a pie o en bestias, cinco a seis horas de camino de Boca de La Sierra, “paraje” que más de las veces luce solo, vaqueros y “campeadores” que transitan por la sierra suelen “acampar” o bien rancheros de Boca de la Sierra y Miraflores que se pasan cuatro o cinco días “campeando” ganado, San Bernardo pertenece a Ramón García, de familia muy conocida en la zona.
En el pasado, desde finales de los años 20’s hasta bien entrado los años 70’s, era habitado frecuentemente por rancheros de la zona, en especial por los Collins que en temporada de secas “parajeaban” para mantener el ganado y hacer uno que otro queso, es la parte alta de la sierra donde en época de sacas queda agua y algo de follaje para el ganado, en aquellos años que no se conocía la alfalfa mucho menos el concentrado, así que se la rifaban para mantener las escasas reses que sobrevivían a las secas; historias de muchos sacrificios escritas y vividas por José Collins, Rafael, mi abuelo, Fausto; Samuel, Ernesto, Luis, Víctor y Benito, todos ellos de la dinastía de los Collins ya fallecidos.
Hace dos días Joel Ruiz Collins, primo hermano, subió varias fotos de San Bernardo, del “paraje” construido con vara trabada de palo de arco y techo de palma, en especial me llamó la atención una foto de la que obtuve información hablando e investigando aquí y allá con gente mayor que conoce bien San Bernardo, se trata de la foto de una tumba ubicada más o menos a cuarenta metros del “paraje” donde está sepultado un ranchero caduañense de nombre José María Verduzco, aún no termino de hacer las indagatorias, así que ignoró si es mi pariente, mi abuela materna se apellidaba Verduzco Macklis.
Mi abuelo Rafael Collins me platicaba de San Bernardo, vivió allí mucho tiempo de joven y recién casado, de las fuertes limitaciones que pasaron y de la chinga que se llevaron para poder sostener una que otra vaca paridora; es la única parte en épocas de secas donde queda agua retenida o encharcada en las pozas de los tepetates y follaje para el ganado, en las partes bajas lo primero que se agota es el agua, el pasto y el follaje de los árboles, de ahí la importancia estratégica que reviste y revestía para los rancheros de la zona en aquellos años cuando no había alfalfa, concentrado ni nada de nada, el escaso queso que producían lo bajaban a Miraflores donde lo “cambalachaban” por café, harina, frijol, arroz etc., en la sierra, en las partes húmedas alrededor de las pozas de agua y en los ancones en los alrededores del arroyo sembraban calabazas, una que otra mata de maíz, tomates, camotes, chiles verdes y cebolla para el autoconsumo, se abastecían de carne cuando mataban un venado, puerco mesteño del que obtenían algo de manteca para cocinar, palomas, liebres y párenle de contar; hubo ocasiones que hasta las pozas se secaban obligándolos arrear el ganado kilómetros tierra adentro para que tomarán agua, aun así se las ideaban para sembrar cebolla, tomates, calabazas y chiles verdes enterrando las semillas en un pedazo de pulpa de cardón o biznaga para que germinarán y se alimentarán de la humedad,
La tumba donde descansa José María Verduzco data de la revolución orteguista en BCS 1913-1914; de acuerdo a la tradición oral que se trasmite de boca en boca y de generación en generación, en esos años fue asesinado en ese lugar por una partida de federales comandada por el Cabo Leocadio Fierro, en aras de sacarle una confesión a favor de la causa de los federales atraídos por la sospecha que transportaba en un par de bestias de carga con armas y municiones para los orteguistas; en esa época la tropa irregular al mando del General Félix Ortega era abastecida con pertrechos, armas y municiones de la contra costa, particularmente por el Gral. José María Maytorena, gobernador de Sonora, cuyo pertrechos eran desembarcados en un punto no especifico de la costa entre la hacienda de Eureka y La Ribera, y de ahí trasladados a los cuarteles y fortines instalados en diferentes puntos del sur del estado por los orteguistas, al no obtener ninguna confesión del solitario ranchero fue ultimado iso facto por la topa del Cabo Fierro, la tumba, según me dicen, no tiene ninguna inscripción de la fecha que ocurrieron los hechos, ni nombre, como tampoco existen documentos o testimonios históricos locales en referencia al caso, repito, lo que se sabe es por la tradición oral que trasciende de boca en boca y de generación en generación.
Para el común de los que han visitado y conocen San Bernardo ven la tumba pero no les llama la atención, la ven como algo rutinario que forma parte del paisaje, de ahí que permanezca en el olvido, ojala pueda visitar la zona -por ganas no quedo- a fi n de documentar mejor los hechos consultando fichas bibliografías que seguramente existe que nos dé luz sobre este caso ocurrido hace más de cien años. ¡Qué Tal!.
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