¡Aquellos días!
* Los “cochis” de Perchi
En memoria de José Rosario “Perchi” Lucero Monges. Descanse en Paz.
A inicios de los años 70’s, José R. Lucero Monges, mejor conocido como “Perchi”, le dio por criar “”cochis” (puercos) que se reprodujeron en un dos por tres, al principio los tenía en un chiquero pero comenzaron hacerse muchos, los soltó y dejó de darles comida, eran unos “cochis” extraños no muy comunes verlos en ese tiempo; alargados y trompudos, muy ágiles y correosos, no criaban manteca, el pelo parado y duro como los jabalís, la palomilla que no espera nada rápido los bautizaron como los “Cadillac de Perchi”.
Nunca se supo de dónde los trajo, lo cierto es que eran una amenaza; se metían a los jardines de las casas y hacían “escaboteadero” en las plantas, se veían y andaban por todos lados, en las huertas comía mangos, cirguelas, guayabas, naranjas, ramas (quelites, verdolagas, tréboles, envidias etc.), causaban mucho daño en las siembras y en el monte por igual, se iban a un bosque de guamúchiles a comer guamúchiles, bellotas, cirguelas del monte, pitahayas, camotes de yuca e incluso en las huertas donde se daban las jícamas, de manera que por comida no quedaban.
Desde que amanecía hasta el oscurecer se veían los “cochis” de “Perchi” atravesar de un lado pa’ otro, recuerdo que cerca de su casa había muchos palo verdes donde se daban cita a comer semillas y raíces de palo verde, con el tiempo se secaron los palo verdes que tenían años y no era para menos, se comían la raíz, un día Miguel Castro, conocido como “Gallo”, le compró un “cochi”, andaba antojado de comer chicharrones y carne frita, preparó una tina galvanizada para freír los chicharrones y habló con su vecino, Lupe García, para que le “degollará” el “cochi” y lo pulpeara, todo un rito desde “pillar” el “cochi”, poner agua a calentar para quitarle los pelos, sacar las lonjas, cortar los chicarrones en cuadro y freírlos, etc.
Hecho y dicho, le metieron cuchillo (degüello) para luego tumbarle el pelo, batallaron, pero querían hacer chicharrones, lo más práctico hubiese sido sacarle las lonjas con todo y pelos así hubiesen batallado menos, finalmente lograron pelarlo después de casi coserlo con agua caliente, cuando sacaron la primera lonja se decepcionaron, no tenían manteca, parecía cuero de res, desistieron de freír los chicharrones y comenzaron a destazarlo para pulpear la carne, carne correosa, dura y sin grasa aunque de buen sabor y seguramente mucho menos dañina que de la de los otros “cochis” criados con granos y salvado, Miguel se sintió defraudado e intento regresarle el “cochi” a “Perchi”, palabra es palabra le dijo Lupe García, y fue así como desistió terminando con el agrio diferendo.
Recuerdo que todas las noches nos reuníamos con las “Gallos” a platicar con Roberto, Miguel y Antonio; Fredy Castro, Jorge García y yo, como no había nada que hacer era la forma cómo matábamos el tiempo, así que nos tocó comer carne del “cochi” de “Perchi”, muy dura, la traíamos entre muela y muela como si fuesen chicles Adams. No recuerdo en qué año murió, en lo personal le profesé gran afecto y respeto, buen hombre, no se metía con nadie, siempre se andaba sonriendo, delgado, ágil y correoso, muy bueno para caminar. Vaya esta breve y humilde anécdota como un reconocimiento a un caduañense como un servidor, que desde su humilde trinchera contribuyó a forjar la “comunidad de sangre” que hoy somos y hemos sido les guste o no a los malnacidos que promueven otras culturas, idiosincrasias y costumbres a contrapelo y en contra de nuestra identidad y pertenencia. ¡Viva BCS! ¡Viva BCS! ¡Viva BCS!.
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