* Cielito lindo
A mi pitufo Luis Octavio García Martínez, con todo mi amor en su cumpleaños. ¡Muchas felicidades! Luis.
Un día me encontré a la Lety, esposa de Victor “Vidorria” Manríquez en el mercadito Arámburo, de lejos me gritaba “toca, toca, toca” porque así nos tuteamos Víctor Manuel “Vidorria” Manríquez Riecke y yo por ser de tocayos, y me dice, “a Victor, refiriéndose a Manríquez, no le gusta que lo saques es tus relatos, dice que se ríen de él”, me sorprendió lo que me dijo y le conteste, “cómo crees Lety que me ría de él, él es uno de mis más grandes amigos, somos hasta parientes, tenemos muchas anécdotas juntos, infinidad de anécdotas, las publicó para recordar esos inolvidables momentos que hemos pasado y compartido con muchísimos amigos más”, “si pues” me respondió no muy convencida.
Y en efecto, con Víctor Manuel “Vidorria” Manríquez Riecke no solo me liga un parentesco lejano sino infinidad de coincidencias, lo considero mi amigo de a de veras y yo de él, lo conocí hace muchos años y coincidimos en gustos que los compartimos intensamente; el monte, las “parajeadas”, la platicada y sobre todo la hermandad, en lo personal lo admiró por varias razones, primero por ser un gran amigo, leal, sincero y a carta cabal, segundo porque es un buen tirador, nunca he visto a alguien que haga los disparos que lo he visto hacer, es de los que donde pone el ojo pone la bala, tercero, ”gueno pa’ los chingazos, vago, al fin de barriada, de la palomilla brava, cuarto, porque es de los que nunca se amachan, siempre dispuesto a entrarle a lo que salga y por la gracia, no cualquiera la tiene, la enorme gracia de tirarse pedos (flatulencias dicen los letrados).
Un día “parajeados” en la zona conocida como “estación de cría”, cerca de la “Pata de Gallo”, estábamos “sesteando” al puro mediodía en la sombra de un “cirguelo” del monte, el único con brotos en varios kilómetros a la redonda; Lizandro “Shuby” Rodríguez, Jorge Ochoa, Neto Rodríguez, Víctor “Vidorria” Manríquez, Valentín Ojeda, no recuerdo sí Enrique “Kique” Beltrán y yo, hacía mucho calor, estábamos haciendo “tiempo” para pegar una caminada en la tarde a ver si veíamos un “hijuelachingada” (venado), en medio del hastió por el sol y el calor, no recuerdo quién sacó una bolsa de cacahuates que estuvimos comiendo alternándolos con agua, con agua al tiempo, Manríquez estaba recostado en el tronco del “cirguelo”, estiró una pierna porque estaba “entumido” y ¡Palos! que suelta un pedo, todos soltamos las carcajadas diciéndole “ay moñito”, en el acto el “Shuby” le dice, “a qué no te animas a tirarte otro papacito”, “!Ah!, hasta te toco “Cielito lindo” le contestó Manríquez, y con la misma ladea una nalga y en Do Mayor comienza a entonar con el “fundillo” a base de pedos “Cielito lindo” en tonos finitos y otros graves como si fueran las partituras de la canción, apuesto que ni a los Cota Torres les hubiese salido tan bien como a Manríquez, esa tarde el “Vidorria” se llevó las palmarés quedando registrados los hechos de la florida “pedorrera” como un record guinness.
Hoy mi amigo, mi hermano, no puede caminar, le practicaron dos cirugías en la columna y no quedo bien, por lo demás goza de cabal salud, ora sí que como decía mi nana, “tiene las cachetes coloraditos por la buena vida”, yo salgo menos, mucho menos que antes, mis males no me lo permiten como quisiera, en ocasiones me encuentro o me hablan amigos con los que compartimos infinidad de hazañas para invitarme a salir para recordar aquellos tiempos, tiempos idos que no volverán, irrepetibles, y eso duele, gracias a Dios tuve la dicha de disfrutarlos, no tanto la cacería que siempre estuvo en segundo plano, sino convivir en un ambiente de hermandad, de amigos, dejar el bullicio de la ciudad y las preocupaciones paganas de lado, gracias a estas experiencias personales tracé con nítida claridad mi “hoja de ruta”, mi “destino manifiesto”, abasteciéndome de contenidos, de una rica narrativa que con gusto comparto con ustedes.
Aprovecho esta sincera y leal entrega -espero que la Lety no la tomé a mal- como un homenaje y reconocimiento a mi gran amigo, a mi hermano, Víctor Manuel “Vidorria” Manríquez Riecke, haciéndola extensiva a mis también amigos del alma Enrique “Kique” Beltrán, Nicho Burquez, Antonio “Toño” y José Carlos “Pelón” Martínez Mendoza, Pilar “Pilarillo” Almaraz, Lizandro “Shuby” y Neto Rodríguez, Jorge Ochoa, Valentín Ojeda, Ángel Gajón, Isidro Ruiz, Alfonso “Pasy” Real, Javier “Chino” Yuen, Víctor Tarango, Jesús “Chuy” Cota, Conrado “Yayo” Geraldo, Sergio Shimomoto, Juan “Vaquero” Avilés, Minoru Shiba, Jesús “Chichi” Amador y tantos amigos más a quienes le refrendo y protesto mí amistad sincera, que Dios los bendiga siempre. ¡Qué tal!
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