* Almas en pena
En los últimos días he sostenido varios acercamientos con quienes adjetivizó -en la discreción de mi prudencia- almas en pena; personas que no tienen paz consigo mismas ni nunca la tendrán porque perdieron sus convicciones y los que es peor, porque renunciaron a ser ellos mismos; en el quehacer público y político es muy común encontrar este tipo de personas que más allá de existir deambulan como zombis; muchos aspiran a candidaturas, los más discretos a mantenerse flotando. Por naturaleza son acríticos, incapaces de reventar la putrefacción que los carcome por dentro; siempre tienen un pretexto, una excusa para justificarse, más no la razón, y en estos casos como en muchos más del trajinar de la vida cotidiana, pública y privada, la razón es como el que lee un salmo que cura sin dejar cicatrices, en el caso de ellos es una simple quimera, un sueño inalcanzable.
En lo personal me entretengo escuchando sus narrativas huecas que suenan como sollozos de profundas frustraciones, se delatan y escupen sus miserias, ojalá que algún día aprendamos a ser honestos y coherentes con nosotros mismos sin necesidad de recurrir al autoengaño y a la autoflagelación.
Hoy que deje temporalmente de escribir de política se me presenta la oportunidad de ver a estos seres por dentro, como una necropsia que da luz sobre las causas de su muerte, de su muerte porque política y socialmente están muertos, que no se hayan dado cuenta, que pasen por largo o sencillamente lo nieguen, es otro cuento.
Vale la pena escucharlos y oírlos para trazar preventivos que nos alejen de los riesgos de tropezarnos con las mismas piedras que ellos se tropezaron, ora sí que como dice un viejo refrán, “solo los pendejos se tropiezan dos veces con la misma piedra”, sin apartarnos de que hay quienes se tropiezan hasta tres o más veces no solo con la misma piedra, sino en el mismo lugar, y vaya que conozco varios casos.
No voy a dar revelar la identidad de personajes cuyos nombres saltaran a la ágora pública a partir de ya peleando candidaturas, los menos disputando jugosos negocios al amparo del poder, así ha sido siempre y así seguirá por los siglos de los siglos, amén. ¡Qué tal!
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctavioBCS@hotmail.com
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