Durante las festividades romanas se señalaban aquellas marcadas en el calendario y se indicaba cómo los Idus de Marzo.
Significada mente estaba marcado el día 15 porque un día como ese fue asesinado el emperador Julio César.
Esto aconteció hace muchos años y define la gratitud de la ingratitud, la lealtad de la deslealtad. Julio César había adoptado que era válido entre el régimen Romano a un hijo aunque no fuera biológicamente producto de su relación.
Debido a cuestiones políticas una noche es convocado a una reunión y un grupo de encapuchados prácticamente lo ultimaron a puñaladas.
Lo lamentable de esto que queda consignado en la historia universal es que Brutus que así se llamaba el hijo adoptivo fue quien asestó la última puñalada a quien le había dado amparo y poder.
Por ello en nuestro país cuando se habla de este suceso y se prevé a alguna persona para que deba tener mejores cuidados dicen: cuídate de los Idus de Marzo.
Uno de los casos que pudiera establecer un comparativo también es el acontecido con Luis Donaldo Colosio Murrieta que con la diferencia de unos días y muchos años fue asesinado en forma sin misericordia.
Más atrás el presidente Álvaro Obregón en el restaurante “La Bombilla” es asesinado pues todavía nadie se explica o no se unieron explicar el por qué el cuerpo del Alvaro tenía alojado en su cuerpo balas de diversos calibres.
Aunque el crimen de momento quede enredado, más tarde o más temprano llega el momento de ajustar las cuentas. Uno de esos crímenes fue perpetuado en la persona de un hombre sublime y queda para la posteridad y que será recordado por siempre el sacrificio de un hombre que vino a poner orden, paz, fraternidad. Creo que su nombre era Jesus de Nazaret.