Alfredo González González
No están de acuerdo con el consejo de seguridad por el problema de la producción del trigo.
Según los conocedores los países que integran el consejo de seguridad de las naciones dan por hecho el fortalecimiento de la guerra fría y hacen correr la noticia sobre la tercera conflagración mundial. Pero en este juego de jaloneos el consejo de seguridad no ha tenido los suficientes a los que llamaban los conquistadores: “las bolsas de cuero” que los conquistadores hispanos llamaban tanates porque si en esa magna asamblea hubieran cargado con ellos a cada cumbre no hubiera tanto relajo en este planeta.
Claro está, la industria bélica, el suavizarse las manos por lo que se van a repartir en territorios geográficos esta por delante. El hambre, la miseria, la enfermedad y el terror que viven los inocentes son entre otras una de las tantas cosas que se produce esa estupidez de no poder llegar a acuerdos inteligentes y llevar la vida en paz. Que si aquel me mostro la lengua, que, si me agarro un metro de territorio, si se nos mueren 600 mil almas solamente en un país por falta de insumos pues, como dice el corrido de la carga ladeada “uno se empollan el huevo y otros tumban el nido”.
Los países altamente desarrollados participaron en el muro de Berlín en la división de países Corea del Norte y Sur, Alemania Oriental y Alemania Oriental y hay todavía soberbios que a miles de kilómetros de sus países poseen extensiones de territorio en un coloniaje por demás brutal.
El hecho es que sus sistemas educativos no educan para que exista fraternidad y amistad, sus producciones cinematográficas son viajes interplanetarios, y no hay decisiones sabias y fundamentales. Los diplomas de honor por La Paz son arrollados por marejadas de sangre y con himnos a la muerte y la negación de Dios.
Ahora la falta de trigo producirá una guerra más. Deberían de empezar a labrar medallas y otros presentes para honrar la estupidez y la imbecilidad que viven y construyen y se enriquecen con aquellos que a través de los medios de comunicación los eligen como verdaderos defensores de la humanidad.
Es un desacato a un mandato universal de que el progreso, el bienestar no se puede construir porque se amenaza, porque hace falta trigo pues entonces hay que abrir lo que se ha almacenado y ponerse a sembrar a no ser que se quieran comer estofados de bombas atómicas y ráfagas de armas calibre AZ50 o bien embruteciendo a las nuevas generaciones.
Tal vez aquí debiera irse construyendo un gigantesco epitafio en un monumento gigantesco en el polo norte que expresara: “ hubo años que por aquí tuvieron la oportunidad de dar a conocer su inteligencia y sabiduría todos aquellos que se convirtieron en una caterva de fanáticos y de idiotas que no han sabido entender que por encima de todas las cosas esta el ser humano”.