Alfredo Gonzalez Gonzalez
Cuando se parece del síndrome del absolutismo los políticos descienden vertiginosamente.
Igual para aquellos que sufren de megalomanía que sueñan con una grandeza que jamás alcanzaran.
Más allá de una actitud congruente buscando el progreso de los pueblos. Son políticos rupestres.
Amlo padece de esos males. Observa un México, pero el México que él quiere ver y parece no darse cuenta que hay muchos mexicos con miseria, injusticias, y crímenes.
Ratones pululan por doquier. Unos chicos y otras ratas de colas largas peludas y anilladas, su altar es la demagogia y el engaño.
Raro seria que encontráramos a ese hombre del que hablaba Diógenes en Atenas con una lámpara encendida a medio día, lo tildaron de loco y el ateniense contestaba: “Busco el hombre que comulgue en el altar de la fidelidad incorruptible.”
¡Oh, Patria mía!, no tienes por qué sufrir tanto desmán y tanto pisoteo a esta tierra que nos ha cobijado con el sacrificio de muchos próceres
Nunca se había visto tal vocación enfermiza por el poder ni siquiera López de Santa Ana que fue presidente 14 veces en 17 años de vida independiente. No sabríamos lo que era la libertad.
La frase: se va abriendo un camino a grandes males , grandes remedios.