Como parte de la guerra que se desarrolló entre las tropas mexicanas y las del gobierno de los Estados Unidos, el trece de septiembre de mil ochocientos cuarenta y siete, se registró la batalla del Castillo de Chapultepec, donde los seis cadetes, Agustín Melgar, Vicente Suárez, Juan Escutia, Juan de la Barrera, Francisco Márquez y Fernando Montes de Oca, perdieron la vida combatiendo contra el ejército invasor norteamericano.
En este combate, que resulto desigual por la superioridad numérica de las fuerzas enemigas, ante este pequeño grupo de los defensores de la soberanía mexicana, los seis jóvenes cadetes perdieron la vida y que, por su escasa edad, ya que no superaba el mayor de ellos los veinte años, es por lo que, como participantes en esta epopeya, de la historia de México, se les conoce como los “Niños Héroes de Chapultepec”.
Aunque es uno de los pasajes históricos, más conocidos popularmente, como reconocimiento a esta heroica decisión de los jóvenes defensores de la patria en nuestra, en nuestra ciudad ninguna escuela o calle lleva el nombre de estos jóvenes defensores de la patria mexicana, la que realizaron hace ciento setenta y cinco lustros para evitar que los norteamericanos entraran a la capital del país.
Solamente al final de la calzada 5 de Febrero de nuestra capital, se erigió hace cincuenta y un años, el Monumento a los Niños Héroes, conformado por dos columnas de piedra con un águila en la parte superior de cada una de ellas y en el centro se forma un anfiteatro donde se realizan cada año en este día el acto cívico para rendirles homenaje.
Pero que no cuenta con la denominación de a quien está dedicado y en opinión de algunos arquitectos entre, esas columnas podrían construirse una especie de marquesina uniéndolas y con la leyenda “En honor a los Niños Héroes”, como se conoce esta epopeya militar.