TEMAS Y SUCESOS/DIÁLOGOS
“¿Ya le vio la cara a COLOSIO?”, le pregunté a mi compadre don DANIEL ROLDÁN ZIMBRÓN, a la sazón director propietario del diario La Extra, en el que prestaba mis servicios como Jefe de Información. “¿Qué tiene?”, me inquirió intrigado. “Refleja la muerte”, le dije. “Compadre, déjate de pendejadas”, me respondió. En ese momento se escucha la voz de la secretaria, doña DALIA, quien le dice que prenda le tele, porque le acaban de dar un balazo al licenciado Colosio allá en Lomas Taurinas de Tijuana. “Está usted loca, cómo cree que va a pasar eso”, dijo con desdén, pero yo fui y encendí una vieja RCA de esas de gabinete de nogal.
“En estos momentos cortamos la transmisión normal de Canal 2 de Televisa, para enlazarnos hasta la ciudad de Tijuana con nuestra compañera TALINA FERNÁNDEZ, quien se encuentra con cámara y micrófonos en el hospital general a donde fue llevado el candidato presidencial, LUIS DONALDO COLOSIO MURRIETA, herido por arma de fuego y vamos a conocer su estado de salud”, palabras más palabras menos, las que dijo el comentarista JACOBO ZAVLUDOVSKY, unos minutos después del atentado que, finalmente, le quitó la vida al sonorense.
“Se lo dije”, le solté a mi compadre. Ese día, no sé por qué motivo decidí ir temprano al periódico a dejar mi columna Temas y sucesos, antes de las seis de la tarde, porque normalmente, como era el único que la redactaba en computadora, en aquellos diskets flexibles, la mayoría de las veces la llevaba entre 9 y 10 de la noche.
Cuando me vio entrar, mi compadre y director, me llamó para mostrarme orgulloso las fotos que se habían tomado unas horas antes, los directores de los medios informativos, escritos y audiovisuales, con el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional, LUIS DONALDO COLOSIO MURRIETA, quien había platicado brevemente con ellos, como parte de las actividades de campaña en esta ciudad capital.
“Ah, son fotos como las que tengo con el entonces candidato CARLOS SALINAS DE GORTARI”, le dije pues yo coordiné en 1988, la reunión con los directores, similar a la que había encabezado COLOSIO MURRIETA. Fue entonces al mirarlas de cerca que le dije lo que yo veía en el rostro de LUIS DONALDO y fue premonitorio. Después de que JACOBO, transmitió la noticia a todo el país, sentí un vació muy hondo y pensé en que se desatarían una serie de problemas políticos y sociales por la muerte del candidato presidencial priista.
Curiosamente, ese mismo 23 de marzo de 1994, yo no pensaba asistir al Teatro de la Ciudad donde estaría LUIS DONALDO, en un mitin popular con priistas de todo el estado y también montó una guardia de honor en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres. No sé por qué motivo no me invitaron (yo había estado al mando de la oficina de prensa del tricolor, hasta unos días antes de que COLOSIO MURRIETA, visitara La Paz). Entonces, como no me invitaron, decidí no ir y aprovechar la mañana para ir a uno de los bancos de la localidad a hacer una aclaración.
Sin embargo, el gusanito periodístico, me hizo que cuando bajaba por la calzada 5 de Febrero, me detuviera allí cerca del Teatro de la Ciudad, estacioné mi auto y caminé unos pasos. Cuando arribé a la esquina de Antonio Navarro y Josefa Ortiz de Domínguez, iban pasando las camionetas Blazer en las que se desplazaba el candidato y su comitiva cuando llegaban a alguna ciudad. Miré hacia todos lados y pensé: “Qué fácil está esto para darle en la madre al candidato COLOSIO” y cuando escuché que el colega FEDERICO RIESTRA CASTRO, maestro de ceremonias, que el abanderado presidencial del PRI estaba llegando a la explanada del Teatro, me fui al banco y, después, por la tarde se empezó a escribir una de las páginas más trágicas de la política mexicana. Hay mucho que hablar de lo sucedido durante las últimas horas que vivió LUIS DONALDO COLOSIO MURRIETA, aquí en La Paz, porque en realidad fue a morir allá en Lomas Taurinas de la ciudad de Tijuana y hay datos y anécdotas muy interesantes que, espero, alguna vez haya oportunidad de abordarlos con mayor amplitud…